Cinco víctimas del paso del librillo de Marcelino al de Valverde en el Athletic

Sólo los que han sido futbolistas saben de las filias y las fobias de los entrenadores. Aunque no lo pretendan. O tal vez porque en la elección y en el descarte encuentran regocijo. Estar por encima de los futbolistas, a la par, o debajo de ellos. "El pecado de ser africanos en Madrid", canta 'Amistades peligrosas'. El pecado de ser jugador del Athletic Club en San Mamés, y en la pretemporada que se lleva a cabo en Lezama.

Con Ernesto Valverde a la cabeza, cerrando el ciclo de Jon Uriarte y su 'plancha'. Cuarto ejercicio de su tercera etapa en el banquillo de San Mamés. Pero no solo de entrenadores vive el Athletic, sino de todo jugador que ha vestido y sigue vistiendo su camiseta.

"Con los pobres" de Lezama "quiero yo mi suerte echar". Pobre en cuanto 'paria de la tierra'. Parias son los 'marginales'. Los 'invisibilizados' como integrantes de la plantilla del Athletic.

Gustar o no gustar. Contar o no contar. "Nos pagan por tomar decisiones". A ello se aferran a la hora de "cuento contigo", pero "contigo, no". No me creo el cuento de que sufran al tomar sus decisiones.

No me dan pena los técnicos. Y cuando van a darme pena, pienso en "La Decisión de Sophie", que, sometida a la extrema presión de un campo de concentración nazi, eligió sacrificar a su hija, Eva, para salvar a su hijo, Jan. Nada que ver con los descartes y ostracismos llevados a cabo por Marcelino García Toral y Ernesto Valverde en las cinco últimas temporadas repartidas entre los mandatos de Aitor Elizegi y Jon Uriarte Uranga.

Las dos manos que han mecido y mecen la cuna de Lezama son las manos que dominan el mundo del Athletic, ese que habitan los leones y los que acariciamos las crines de sus cuellos.

Iñigo Vicente. La "poesía en movimiento" de mi compañero Javi Beltrán. El 'mago de Derio'. Escapismo de Houdini. Uno  de los fracasos más sonados de los que rigen el devenir de la Cantera de Lezama.

Hombre que por sus hechos ha sido alabado tanto, así en Anduva como en los 'Campos de  Sport'. Profeta que fue humillado en su tierra cuando Marcelino García Toral lo expuso a la desnudez de la Catedral en los minutos de la vergüenza.

Oier Zarraga. De él dijo mi compañero Jaime Ugarte que "es el relevo ideal de Ander Herrera". Lo tenía a su mando Marcelino cuando el 'orador de Careñes' nos prometió que "no veréis a Vencedor y Zarraga partiendo de salida en el doble medio centro". Y fue así que el que atesora en su rostro un aire sutil al campeonísimo pertiguista 'Mondo' Duplantis se comprometió con el Udinese.

Serie A. Estadio Friuli. Allí donde Italia se funde y se confunde custodiada por  los intrigantes picos de los Alpes Juliamos. Desde la distancia, hay alguien que se pregunta, Qué es lo que falta para entender que Oier Zarraga murió; qué es lo que falta para saber. Quién lo mató.

Viendo un partido del Bilbao Athletic, Víctor, el socio que gestiona un 'mentidero' de la villa jarrillera, me alertó, "Fijate en Mikel Goti, lo tiene todo para ser el sucesor de Fran Yeste".

Tan sólo una secuencia necesité. Me bastó su control, la orientación, una breve conducción y el toque a pierna cambiada que enviaba el balón a la zona de influencia: "Clavadito a Yeste", le dije. "En él tenemos al líder de una 'izquierda emergente'.

Sucedió que, al no contar para Valverde, se decantó por un Club que le trasmitía confianza; por un vestuario bueno, sano; unas instalaciones que se parecían mucho al 'patio de su recreo. Un fracaso de Lezama. Un descarte equivocado de la Dirección Deportiva del Athletic. 'Recordaris'. Ese recuerdo de Yeste que no volverá a pasar por nuestro corazón.

Imanol García de Albéniz. Visto y no visto el liviano lateral zurdo de Gallarta. Me habría gustado que se hubiera asentado. Hasta alcanzar más 'peso' en la retaguardia. Por el instituto donde fui feliz.

Por Fertxu y Momeñe, dos futbolistas adelantados a su época. Por Asier del Horno, en fin. A Chequia se fue. Spartak de Praga. "Oh, Praga, Praga, Praga", canta Sabina. Si me he de "romper" los ligamentos, "que sea con cristales de bohemia, corazón". Ojalá que te lleguen estás palabras mías, Imanol.

Javi Martón se fue a la batalla de la Mancha para justificar una guerra que tenía perdida a pesar de que, el 30 de enero de 2025, frente al Viktoria Pilsen, le regalara a Valverde, su imperturbable entrenador, una preciosa vaselina que Maroan Sannadi sería incapaz de ejecutar con el tiempo cumplido.

A punto de cumplirse, también, este otro tiempo que decidí regalarles a los "parias de la tierra" de Lezama y San Mamés.

Casi indiscutible para Marcelino García Toral, fue llegar Ernesto Valverde Tejedor y negarse a completar su colección de cromos con la fotografía de Unai Vencedor Paris. "Cada maestrillo tiene su librillo". Ni aún así. Unai Vencedor, vencía y  convencía hasta alargar su contrato a 2025. En mayo de 2022, tras comerse el campo a dentelladas, su contrato fue estirado hasta 2027.

De tanta alabanza y festejo no participaba el 'Txingurri', que, implacable, como si el féretro de Paris [su segundo apellido] claveteara, recordaba sus tiempos en Olimpiakos, El Pireo, Atenas, Grecia, el mar Egeo y la pléyade de islas que tuvo que esquivar para llegar a Troya y, quitarle la vida a Unai Vencedor Paris en el nombre de todos sus miedos acumulados.

Ernesto Valverde Tejedor. Un entrenador. Con sus filias y sus fobias. Leyenda, porque es el resultado de lo inventado y la verdad. Mito. Un personaje más que nos permite entender lo que es el Athletic. Y lo que no es.

• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista del Club Portugalete