El Rock and Roll que demanda el Athletic es imposible sin rockeros
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Contemplamos hoy día un Athletic posterior a la etapa del Rock and Roll
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El partido del Levante coge tintes de final para el Athletic
Nostálgico de Joaquín Sabina, el Athletic Club marchó a Praga a romper la mala racha que arrastraba en la que no es su principal competición. Moldava. Puente de Carlos. Oihan Sancet, encabezando la comitiva, el más motivado para, con una victoria, demostrarnos que sigue siendo un noble "ciervo que busca" en el verde "amparo". Un Athletic correcto, superior, se apropió del fútbol y el partido. Tuvo el gol al otro lado de una portería que permanecía abierta. No acertó. Falta de pericia. Marcelo Bielsa se sigue acordando de ella.
Buscaba Ernesto Valverde dar con la tecla. La de un metafórico piano que despertara el espíritu rebelde de una banda que, ha no mucho, con un certero chispazo encendía el corazón rockero de la Catedral. La gente carga. Todos creen saber. Entender. Jugadores señalados. El fin del tercer ciclo de un entrenador.
El que llegó para que el fútbol de los leones se asemejara al rock and roll tan del gusto de Jon Uriarte, su presidente y mentor. Fútbol y música. Era la eclosión de 'Orsai'. A Txingurri le sobraban los motivos para plantear los partidos a tumba abierta.
Pero el tiempo, el implacable, el que pasó, una huella triste nos está dejando. Hizo mella en 'Orsai'. El grupo se fue desmembrando. Con el adiós de Balenziaga, a la guitarra. La marcha a Olympiakos de Dani García, el batería. La de Villalibre al Deportivo Alavés, líder, trompeta y voz, 'Búfalo' que hace estragos en los Campos de Sport del Sardinero.
Óscar de Marcos, a la guitarra, que estiró su elegancia y sutileza hasta el extremo. Resisten Vesga y su guitarra, y Lekue, al bajo, como bajas son sus prestaciones cuando Ernesto repara en él, acurrucado el 'tomatero' en el vestuario.
'Orsai', paradigma de una plantilla del Athletic Club que se resiente...
Tal vez si nos dedicáramos a mirar por detrás de lo que existe, caeríamos en la cuenta del daño que provocan los adioses y la suma de esfuerzos en el físico de los que un día fueron los leones más destacados.
Más allá de los tres músicos huidos, la fuga al FC Barcelona de Iñigo Martínez y la de Ander Herrera a Boca Juniors. La triste y decisiva ausencia de Yeray Álvarez. Los años de más que van acumulando Yuri Berchiche, Iñaki Williams y Mikel Vesga. El derroche de esfuerzo de dos talentosos como Berenguer y Guruzeta, más el de Galaxy, el '4' de Bielsa, al que el Athletic, 'ojeadores ciegos', rescató casi en el ocaso...
A fecha de hoy, Valverde anticipa a Gorosabel en perjuicio de Areso, millones de euros por el de Cascante. Como escribiendo un once de lujo en el espejo, la triste riña entre Yuri y Boiro. El no poder contar con la sabiduría de Yeray. Ni con Iñaki Williams, que ha terminado rendido tras su trabajo desmesurado. Su hermano, Nicolás, se debate entre el miedo al quirófano y su presencia fantasmal en el campo.
Oihan Sancet, que sale de una para regresar a su dique seco de salida. Beñat Prados y el laberinto interior de su rodilla. Mikel Jauregizar, explotado brutalmente por su entrenador. Guruzeta, que regresó tras una lesión que se nos ocultaba. Unai Gómez, peón de ajedrez que el 'maestro' Valverde mueve en busca, al menos, de que la partida termine en tablas.
En sus mañanas de Lezama, Ernesto se consuela con el asentamiento de Rego y la irrupción de Selton. Se sabe capataz de una cantera. Siente en su nuca el aliento excesivo de un mundo Athleticzale que lo cuestiona. Qué sabrán, lo piensa pero no lo dice.
Sobre "qué fácil se arregla el mundo apoyado en la barra de un bar con una cerveza en la mano" consta que de su boca ha salido más de una vez sentado en la Sala de Prensa 'Jose Iragorri'.
• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista del Club Portugalete
Con los delanteros que tenemos, el Athletic no da más que para mantenerse en la categoría. Contra menos hacer algo en la Champions. En este problema es en lo que tienen que estar el director técnico y el presidente. Fichamos muchos chavales, pero luego, por la circunstancia que sea, no están para rendir en el primer equipo.