Un sudoku en el doble pivote
El Cádiz CF se enfrenta al CD Numancia en el partido correspondiente a la jornada 35 de LaLiga 1|2|3. El conjunto amarillo llega al choque tras una victoria de autoridad frente a Las Palmas en el Estadio de Gran Canaria. De cara al once del partido surgen varias dudas. Entre ellas, las del centro del campo. Y es que Álvaro Cervera, un técnico con gusto por definir un once y no tocarlo demasiado, se ha visto obligado a modificar su doble pivote en las últimas semanas de competición.
La pareja más recurrente del Cádiz en el centro del campo, al menos en las últimas semanas, ha sido la formada por Edu Ramos y José Mari. La baja de un inamovible como Jon Ander Garrido propició el asentamiento de esta pareja. Ahora, con el veterano pivote ya recuperado, surgen dudas sobre su continuidad.
En el último partido, frente a Las Palmas, Garrido sustituyó a Edu Ramos al inicio de la segunda parte. Si bien es cierto que la anterior pareja funcionó bien, los galones de Jon Ander parecen ser un motivo de peso para su vuelta. No obstante, Cervera también tiró de Álex Fernández para el doble pivote en varias ocasiones, cuajando buenas actuaciones.
¿Qué quiere Álvaro Cervera de su centro del campo?
En los últimos dos meses, Álex ha sido titular en tres partidos: ante el Nástic (victoria por 2-3), el Lugo (empate, 1-1) y el Real Zaragoza (3-3, con un gol suyo). En lo personal ha cuajado buenas actuaciones. No obstante, con la pólvora que el Cádiz tiene en la zona ancha, Álvaro Cervera ha priorizado jugadores de contención para la medular, con la intención de equilibrar el despliegue ofensivo blindando el centro del campo con jugadores más físicos.
Por otra parte, entre José Mari, Garrido y Edu Ramos existen matices que explotar en cada momento. El el caso de este último, su cambio de orientación y desplazamiento en largo ha venido muy bien al Cádiz. A la hora de salir al contragolpe o de buscar a Lekic en largo para instalarse en campo rival, facilita la labor a su equipo. En resumen, Álvaro Cervera deberá decidir no solo qué quiere de su doble pivote, sino quién debe dárselo. No en vano, en la variedad y los matices está el buen gusto.