Hugo Mallo niega que llamase "sinvergüenza" al árbitro
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Dos rojas directas casi veinticuatro años después
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El Celta recurrirá las expulsiones de Sergio y Hugo Mallo
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Uno a uno del Eibar-Celta
Los servicios jurídicos del Celta ya tienen listas las alegaciones que presentarán este lunes al Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por las tarjetas rojas recibidas por Hugo Mallo y Sergio en Ipurúa. Después del duro comunicado lanzado al finalizar el partido, el club vigués espera rebajar lo máximo posible la sanción a ambos futbolistas.
En el caso de Hugo Mallo, la entidad olívica intentará demostrar en su recurso que Munuera Montero no reflejó la realidad de los hechos en el acta. Según la versión del capitán celeste recogida por Faro de Vigo, le recriminó al colegiado que no señalase ningún penalti a favor de su equipo y le dijo literalmente: "¡Qué vergüenza!". Por tanto, el Celta considera que el defensa cometió una desconsideración con el árbitro andaluz, pero en ningún momento le llamó "Sinvergüenza", tal y como escribió el trencilla andaluz en el acta del partido.
Además, el club vigués alegará que Hugo Mallo no pidió perdón a Munuera Montero por los insultos, sino que pasó por el vestuario del árbitro para disculparse por sus protestas cuando finalizó el encuentro. Suponiendo que no prosperase el recurso, el marinense se enfrenta a una sanción mínima de cuatro partidos. En el caso de Sergio, el Celta también presentará alegaciones al considerar exagerada la expulsión por roja directa por protestar las decisiones del colegiado y patear una nevera que estaba en el banquilllo.
Sin embargo, la entidad celeste ha decidido no recurrir por el resto de amonestados por Munuera Montero en Eibar. Por tanto, Pablo Hernández se perderá por sanción el próximo choque de Liga contra el Granada y Roncaglia se queda con cuatro tarjetas, a una de la suspensión. Tampoco se van a presentar alegaciones contra las acusaciones vertidas por el colegiado contra Pablo Fernández, el preparador físico del Celta. El árbitro puso en el acta que "una vez finalizado el encuentro, se dirigió a mi asistente número uno en el túnel de vestuarios, de forma airada y a voz en grito, en los siguientes términos: "es una vergüenza lo que habéis hecho", repitiéndolo en varias ocasiones, teniendo que ser sujetado por otros miembros del cuerpo técnico".