El Celta hace historia y sigue soñando en Europa

La vencida fue a la cuarta. El Celta consiguió llegar a unas semifinales continentales por primera vez en sus 93 años de historia después de cosechar un más que sufrido empate en Bélgica ante el Genk. El cuadro celeste realizó una primera parte muy seria y consiguió adelantarse en los primeros compases de la segunda. Pero el Genk empató rápido y empezó a encerrar a los de Berizzo en su propio campo. El club vigués pasó un mal rato en Bélgica, pero bien valió la pena.

El Celta saltó al Luminus Arena como un auténtico veterano de guerra. Como si llevara jugando estas rondas europeas toda la vida. Sin especular con el resultado de la ida, buscando la posesión e intentando hacer daño. El Genk tuvo un pequeño arreón inicial, demostrando que era el equipo que tenía que marcar para seguir vivo en esta Europa League, pero el Celta supo sacudirse rápidamente este dominio.
El Genk intentó hacer daño por las bandas y las jugadas a balón parado, aunque en toda la primera parte no encontró una ocasión de peligro que hiciese temblar al cuadro vigués. Por su parte, el Celta siguió el guión habitual: presión alta, movimiento de balón e intentos de combinación entre los tres de arriba, con invitados como Hugo Mallo o Jonny. El primer aviso celeste lo dio Pione Sisto con un buen remate desde la frontal buscando la escuadra. Le faltó muy poco para que ese balón se colara en la portería de Ryan.
El cuadro celeste estaba consiguiendo jugar muy lejos de la portería de Sergio y sin sufrir en exceso, pero el Genk subió una marcha en la presión en el ecuador de la primera parte. A los de Berizzo les empezó a costar más sacar el balón jugado desde atrás. Esto provocó que el partido perdiera dinamismo, ya que los dos equipos fallaban más a la hora de mover la pelota y el contrario estaba atento para recuperarlo. En esta dinámica llegó la peor noticia del encuentro: la lesión de Guidetti.
El sueco pidió el cambio y tuvo que entrar casi sin calentar Beauvue a falta de cinco minutos para el descanso. El francés, recién entrado, tuvo la mejor ocasión del Celta en la primera parte. Recibió un centro desde la derecha y de primeras probó con una tijera acrobática en la que Ryan estuvo salvador. El Celta se fue al descanso asediando la portería belga, ya que a la ocasión del francés hay que sumarle otros dos lanzamientos celestes, obra de Pione y Iago Aspas.
Tras el paso por vestuarios, el Genk empezó a notar que estaba a 45 minutos de quedar eliminado e intentó llegar más a la portería celeste. Troussard fue el que más lo intentaba desde la banda izquierda con disparos lejanos, pero estos apenas hacían trabajar a Sergio. De hecho, la gran ocasión en este arranque fue para Beauvue, que desperdició un mano a mano frente a Ryan a los cinco minutos de la segunda parte.
El club vigués no tardó en empezar a lamentar haber fallado una ocasión tan clara. El Genk seguía apretando, sabedor de que un gol les daba el paso a semifinales. El balón empezó a aparecer en el área celeste y en ese momento salió al rescate Pione Sisto. El danés robó el balón, avanzó hacia la portería belga y con un potentísimo disparo desde la frontal quitó las telarañas de la portería de Ryan. El Celta tenía pie y medio en semifinales.
La alegría duró muy poco. Un error de la defensa celeste permitió que Troussard recuperara el balón en la frontal ante Cabral y el extremo puso el empate con un disparo cruzado. El Genk volvía a estar a un gol de eliminar al Celta. Tocaba sufrir.
Instintivamente, los de Berizzo dieron un paso atrás y Stuivenberg echó toda la carne en el asador con un doble cambio ofensivo a falta de poco más de quince minuntos. Las ocasiones belgas no llegaban, pero la sensación que en cualquier momento podía llegar el gol local era evidente. Los nervios se adueñaron del encuentro, los dos equipos empezaron a tener muchas pérdidas de balón y el colofón llegó en el 87 con una vergonzosa tangana impropia de un partido que hasta ese momento había sido de guante blanco.
Al árbitro no lo quedó otra que añadir cinco minutos que parecían cinco meses y eso que el Genk fue incapaz de generar peligro. Finalmente llegó el pitido final que certificaba que este Celta había hecho historia en Bélgica.
 

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