'O Gato de Catoira', referente del celtismo: una trayectoria ejemplar
Sergio Álvarez encarna a la perfección lo que significa ser del Celta de Vigo. Al menudo portero nacido en Catoira hace 34 años nadie le ha regalado nada en su su carrera, todo se lo ha ganado con trabajo, tesón y mucho esfuerzo. 'O Gato' llegó tarde al fútbol de élite, también lo hizo a A Madroa. Con 17 años defendía la meta del modesto Arosa, momento en el que Javier Maté descubrió a este talento que no llegaba al metro ochenta. "Si soy bajo, saltaré más alto", una frase que resume una brillante trayectoria en clave celeste, desde el juvenil al primer equipo. Desde el barro a Old Trafford.
Sergio se hizo rápido con la titularidad de la meta del filial pero en el curso 2008/09 sale cedido al Racing de Ferrol para ganar mayor experiencia. El de Catoira sufre una importante lesión que le impide jugar muchos partidos. El meta regresa a Vigo para volver a defender la meta del Celta B. Su primera oportunidad con el primer equipo llegó el 4 de junio de 2011. En la jornada 42 de Segunda División debuta en Balaídos ante el Cartagena con un contundente 3-0. Ya había estado convocado por el primer equipo la campaña anterior pero no había logrado jugar.
Su primera campaña como jugador del Celta fue la 2011/12. Sergio disputó 18 partidos de LaLiga SmartBank y cuatro de Copa del Rey. Ya contaba con 25 años mientras que Yoel tenía 23. Ese Celta de Paco Herrera logró el objetivo de regresar a la élite. Sergio se quedaba en Primera y Yoel se marchaba cedido al Lugo. Era un caramelo envenenado, ya que el club firmaba a Javi Varas para ocupar la meta en el retorno a LaLiga Santander.
Sergio volvería a tener que acostumbrarse al banquillo, jugando solo dos partidos. De nuevo la mala fortuna se cebó con él. En esa agónica temporada, la del 4%, Rubén Blanco tendría que defender la portería del equipo por la lesión de Varas y Sergio Álvarez. Esta fue la última campaña en la que un meta que no se había criado en A Madroa defendería la puerta del primer equipo. Con el Celta salvado, llegó Luis Enrique y el regreso de Yoel. El asturiano confió en el joven cancerbero vigués y el de Catoira volvió a quedar relegado al banquillo.
Pudo buscar una salida, pero para Sergio Álvarez alcanzar la titularidad en el Celta era una carrera de fondo. El Celta vendía al Valencia a Yoel y apostaba por Eduardo Berizzo para el banquillo. El entrenador argentino le daba los galones de titular a Sergio que, con 28 años, pudo al fin decir que era el portero del Celta de Vigo. Fue una temporada complicada, de menos a más, pero Sergio cumplió en los 38 partidos de Liga encajando solo 42 goles.
Rubén Blanco, que había debutado con 17 años, iba poco a poco empujando. La competencia entre ambos fue un debate recurrente en el celtismo. El fichar a un portero también. Cada mercado ambos guardametas tenían que hacer frente a las incómodas preguntas sobre la necesidad de reforzar la portería. Siempre se deslizó que los entrenadores querían fichar un portero, pero impertérritos aguantaron los envites.
Sergio fue el portero con el que el Celta volvió de nuevo a Europa en la histórica temporada 2015/16. El Celta de Aspas, Nolito y Orellana era también el Celta del Gato. Con 30 años, el de Catoira se midió al Standard de Lieja, Panathinaikos, Shakhtar Donetsk, Krasnodar, Genk y Manchester United. Fue nombrado el mejor portero de la competición y alcanzó su cenit. Su carrera de fondo no llegaba a su fin, pero sí culminaba una etapa importante, quizás la más bonita de toda su carrera aunque acabase en lágrimas esa noche de Old Trafford.
Con Juan Carlos Unzué el relevo ya era evidente. Rubén Blanco jugó más que Sergio, el mosense era el futuro. Pero el Gato siguió peleando, si no podía defender todos los domingos la meta del Celta, lo haría apretando a su compañero cada mañana en A Madroa. El maestro que sigue ayudando a su joven aprendiz. El portavoz de un equipo que, cuando peor estaba, con Cardoso o Escribá, era el primero en dar la cara.
Sergio Álvarez tuvo que aguantar cómo se ponía en duda su nivel por parte del club. Sus últimas renovaciones no fueron sencillas. Aún resuenan las palabras de Carlos Mouriño, el presidente y máximo accionista del club: "Si él cree que va a rendir mucho tiempo a un buen nivel, no le cuesta nada renovar año a año. Pero si él no lo considera así, pues ya sabrá lo que tiene que hacer, porque nuestra política es la que es con los jugadores que tienen más de 31 años".
Y Sergio renovó, al final un año con opción a un segundo por objetivos. "Estoy muy contento de poder estar aquí y de poder disfrutar del Celta", dijo ese mes de enero de 2018. Sergio siguió cumpliendo con profesionalidad y devoción en su trabajo aunque su papel sobre el campo fuese secundario. No lo era en el vestuario, donde siempre ha sido un ejemplo para sus compañeros y para los recién llegados.
Una gravísima lesión de rodilla hace ya un año le ha impedido poder despedirse sobre el césped. El club, que en otras ocasiones no se portó con él de la manera más correcta, se apresuró a renovarle su contrato. La rotura de los dos meniscos de su rodilla derecha le obligaba a estar de baja varios meses. El de Catoira, que nunca bajó los brazos en su recuperación, esperaba poder estar listo en octubre del año pasado. La lesión fue más grave, su recuperación nunca fue buena y tras reflexionarlo profundamente dice adiós a la portería. 186 partidos después con el primer equipo O Gato de Catoira empieza una nueva vida.
Grazas, Sergio, pola túa nobreza, honradez, tesón, traballo constante, afouteza e celtismo. Ti, es un grande exemplo dos valores do Celta, recollidos no noso himno. E agora, o futuro. Como ben sabemos todos, os gatos tedes sete vidas; e todas as túas as queremos de celeste. Os clubes convirten-se en grandes, cando ademais dos xogadores que visten a súa casaca, contan no seu organigrama con heroes que rematada a súa carreira nos campos, forman e dirixen aos xoves valores. O Celta, con Gudelj, Oubiña, agora ti -UN DOS NOSOS-, e outros mitos históricos, xa conta coa mellor canteira de Europa. Grande Sergio, GRANDE CELTA. Afouteza! SEMPRE CELTA!