Valverde ya no sabe qué hacer para quitarse la Copa de encima

No es un secreto: a Ernesto Valverde le molesta la Copa del Rey. El curso pasado la ganó precisamente goleando al Sevilla en la final, pero este año es la última de las prioridades. El técnico del FC Barcelona parece haber tomado nota de lo que escribía hace algunos meses Carlos Puyol, que abogaba por dejar la Copa a un lado para centrar los esfuerzos en la Champions League. Si la cosa acaba en buen puerto para el Barça, bienvenido sea.

Pero de momento, Valverde está tirando la Copa a la basura. Dejando a un lado la primera eliminatoria ante la Cultural, el técnico ya dejó entrever sus intenciones en el duelo de ida ante el Levante. Dejó fuera a Messi, apostó por canteranos en el once y se vio claramente superado, aunque un penalti provocado por Denis en los minutos finales le hizo respirar. Ante el Sevilla no hubo ni penalti ni reacción ni nada: Messi seguía en casa, Suárez salió tarde al campo y hasta Kevin-Prince Boateng debutó como titular dos días después de que se anunciara su fichaje. Dembélé lesionado, Jordi Alba en el banquillo, Coutinho empeorando en lugar de mejorar las cosas al salir...

Con un cuatrivote en el centro del campo, con Malcom como segundo jugador más adelantado y fallando un claro mano a mano en la primera mitad. Hace apenas una semana, alineación indebida aparte, Valverde ya tuvo que recurrir a los buenos, con Leo Messi al frente, para hacer frente al partido de vuelta ante el Levante. Sin ánimo de ofender, aquel rival era el equipo de Paco López y el resultado de la ida era un 2-1, por lo que al Barça le valía un solitario tanto para estar en cuartos. Pero ahora la cosa es distinta: llega el Sevilla al Camp Nou y si marca un gol, el Barcelona necesitará cuatro. "Si remontamos bien, y si no, otro año será", decía Piqué tras el partido. Sinceridad máxima: nadie en el Barça está preocupado con la posibilidad de caer eliminado.