En ciernes, la fórmula para doblegar al Villarreal 70 días después de su visita más dolorosa
El Levante UD recibirá este domingo al Villarreal en el Ciutat de València para disputar la jornada 31 de LaLiga Santander. Será la segunda visita del submarino amarillo a Orriols en menos de tres meses, y es que hace exactamente 70 días que los de Emery pisaron el feudo granota. Sin embargo, en aquella ocasión el duelo correspondía a la Copa del Rey, y lo cierto es que los de Paco López consiguieron escribir una nueva página en el libro de la historia levantinista, ya que los azulgranas no se metían en esta fase del torneo desde hace más de 80 años, pero un solitario gol de Roger en el último suspiro de la prórroga les permitió soñar despiertos de nuevo.
Así fue la gesta del Levante en el torneo del K.O.
Tras toda una campaña de ánimo en las redes sociales por parte de la afición granota, que no quiso dejar solo a su equipo en este duelo tan importante, el partido pintaba de lo más interesante. Los minutos pasaban y se acercaba la hora del duelo, donde el Levante podría volver a tocar el cielo con tan solo marcar un gol más que el Villarreal.
Nervios, ilusión, incertidumbre... Decenas de sensaciones se agolpaban en un Ciutat de València lleno directivos, trabajadores del club, periodistas y el espíritu de la afición, aunque tan solo fuera en forma de fotos en el videomarcador. El mensaje estaba claro, los granotas jugaban en casa y no pensaban abandonar esta competición que tantas emociones le estaba dando.
Se hicieron las siete de la tarde y Soto Grado dio por comenzado el encuentro. La tensión aumentaba, sobre todo cuando Dani Gómez no llegó por poco a un balón de lo más peligroso en el área. Los minutos pasaban y el Villarreal parecía adueñarse del partido, pero por suerte un majestuoso Dani Cárdenas se hizo grande bajo palos, dejando claro que aquella noche en su portería no entraría ningún balón.
Los banquillos gritaban, desde el propio palco se escuchaba a los directivos reclamar unas manos, una falta peligrosa. Los noventa minutos reglamentarios no serían sencillos, aunque a Paco López pareció salirle el plan a la perfección. Sin embargo, que bueno que Postigo estuvo atento bajo palos y evitó que a más de uno le diese un infarto, desde casa y en el propio Ciutat de València. Ahí pareció escucharse el silencio, cuán necesaria era la afición en esos momentos para alentar al equipo.
Pitido final, no había tiempo para más, tocaba prórroga. Los nervios continuaban aumentando, si las porterías seguían a cero, tocaría jugársela en penaltis. El Levante resistía pero también asustaba. Aun así, nada, no había goles, tocaba el segundo tiempo. El técnico de Silla lo tuvo claro, salió Sergio León, si había posibilidad de evitar penaltis, que así sea. Sin embargo, de nuevo nada.
Faltaba un minuto, echamos la vista al pie de campo y vimos al cuarto árbitro preparar la tablilla para señalar un minuto de añadido. "Como nos marquen ahora me da algo", pensamos algunos. "Pero, ¿y si marcamos nosotros? Que bonito sería". Hay que decir que de ilusión también se vive, porque todos los granotas se pusieron en pie al ver a Morales recibir ese balón por la banda.
¿Sabéis esa sensación de cuando se detiene el tiempo? Pues así se sintió al ver el balón en los pies de Roger. "Dispara, 'Pistolero'". Y así lo hizo, se acomodó el esférico y lo envió al fondo de la red. Se desató la locura. El palco gritaba y se abrazaba, los trabajadores del club corrían por los pasillos del Ciutat en dirección a los jugadores para estar lo más cerca posible, los periodistas gritaban y aplaudían, y equipo y cuerpo técnico se abrazaban en el córner mientras por la cabeza de todos solo podía pasar un pensamiento: "qué locura hubiese sido tener aquí a la afición". Hay que aclarar que seguramente a alguno se le escaparon las lágrimas de alegría. Se acabó, el Levante se clasificaba para las semifinales de la Copa del Rey.
Pero la fiesta no terminó ahí. Si el estadio rugía con las pocas personas que había dentro, en las afueras los aficionados que pasaban con sus coches no cesaron con el claxon, haciendo saber a su equipo que nunca estaría solo, haciendo gala de esa canción que los de Orriols llevan por bandera, y que dice 'en otra vida, en otro mundo, pero a tu lado'.