(2-1) Negredo baja al Málaga de la nube
Sevilla F.C | 2 | 1 | Málaga C.F. |
Málaga C.F.: Willy; Jesús Gámez, Demichelis, Mathijsen, Eliseu (Monreal, min.72); Joaquín, Toulalan, Apoño (Maresca, m.46), Cazorla, Rondón (Seba Fernández, m.46) y Van Nistelrooy.
1-0, minuto 1. Negredo de cabeza a centro de Navas.
2-0, minuto 26. Negredo de primeras desde fuera del área.
2-1, minuto 81. Cazorla de falta directa por la misma escuadra.
Claro que el Sevilla se encontró con un gol nada más sonar el pito. Y a un Negredo descomunal a pesar de que llegaba ‘tocado’. Y a una defensa generosa que debe aprender a tirar los fueras de juego como si fueran líneas de un futbolín. A entrenarlos con cuerdas, como hacía Rafa Benítez a inspiración de Sacchi. El primer gol llegó así. Al segundo noventa de juego y en una acción iniciada por un error de Demichelis, un centro de kilates del renacuajo Navas fue rematado por Negredo ante la pasividad de los defensores malaguistas y el error imperdonable de Mathijsen, que se quedó reclamando un fuera de juego (anulado por Gámez) y de paso le regaló la espalda al del beso en la muñeca. 0-1. Agua fría, pero misma caraja…
El Málaga trató de reponerse y por momentos lo pareció. Un par de pases en largo de Apoño, alguna asociación de un Cazorla animoso pero sin escoltas y alguna subida tímida de Eliseu con remates timoratos de Rondón. Espejismos. No funcionaba el equipo. No había combinación. Romo. Sin balón no se fabrica y sin remate no hay goles. Enfrente, el Sevilla llevaba dinamita. Negredo estuvo omnipresente. El destrozo fue total. Se inició un duelo de western entre el ‘9’ del Sevilla y Willy Caballero. Remate (en fuera de juego) que para el portero. Zurdazo que vuelve a parar el argentino. Y en el 26, el segundo tanto tras golpear de primeras en la medialuna un servicio desde la izquierda. 2-0.
Poco antes, el Málaga tuvo el empate en una jugada por la banda de Joaquín, pero Mathijsen fue al remate con los ojos cerrados. Van Nistelrooy, estático, no apareció y las caídas a banda de Rondón no producían. Al venezolano se le vio con ganas, pero sin tino. El Málaga no tiraba, se mostró lento, sin centro del campo, con la defensa muy atrás y sin la pegada de pretemporada. Un Málaga malo, de los de antes. Y un Sevilla plácido, con un Varas que apenas se inquietó. De la primera parte sólo añadir un más que posible penalti sobre Van Nistelrooy en el minuto 37 que Delgado Ferreiro no vio o no quiso ver.
La reanudación no trajo la reacción esperada. El Sevilla jugó práctico, le entregó balón y campo al Málaga, pero el equipo blanquiazul (ayer, según Nike, de cereza eléctrico) no supo qué hacer con él. Apareció más por territorio hostil, pero estuvo previsible y errático. Ni siquiera la mini-revolución de Pellegrini en el descanso (Maresca y Seba por Apoño y Rondón) dio el resultado esperado. Jugadas mecánicas, repetidas que acababan con centro al área de un potable Joaquín y despeje de la defensa hispalense. Ni un córner bien finalizado, ni una segunda jugada… Decepcionante. El Málaga disparaba con pistolas de agua y matasuegras y el Sevilla con balas de Magnum de 9mm. Negredo siguió a lo suyo y remató en una sexta, una séptima y una octava ocasión. Defendía, incordiaba, atemorizada, él solo manejó el partido…
Y cuando los minutos pasaban y el Málaga empezaba a notar el cansancio de llevar la responsabilidad del partido en la segunda parte, apareció un halo de luz. Lo puso Cazorla con una falta que vale 19 millones de euros en mano. Su GOLAZO parabólico de falta en el minuto 81 permitió soñar con un empate a dos en Nervión. Fue un libre directo impecable, que limpió la escuadra de Varas, pero que no tuvo efecto gaseosa. Hubiera sido demasiado premio al mal partido en general del Málaga. El gol tempranero del Sevilla pesó mucho. Y Negredo también, él solo bajó a la tierra a un proyecto que tiene mucho que trabajar todavía.