Plácido domingo en La Rosaleda

El Málaga-Granada fue una fiesta del fútbol andaluz que tuvo en Iturra su único no invitado. El ex blanquiazul concentró las iras de un estadio de La Rosaleda que ya merecía una victoria así.

Las 12:00 de un domingo soleado invitaban a un ambiente como el que se vivió en Martiricos. Se quedaron pocas entradas sin vender para un encuentro que se quedó muy cerca de repetir el 4-0 de las dos temporadas anteriores. El Arabi estropeó la tradición.
En cualquier caso, triunfo, el segundo en casa en lo que va de 2014. El Málaga no ganaba en casa desde el pasado 1 de febrero. El malaguismo se ha pasado más de dos meses sin nada que llevarse a la boca. Demasiado tiempo.
Asimismo, el conjunto blanquiazul le ganó el 'average' al Granada, que venció 3-1 en la primera vuelta. El Málaga, con los tres puntos sumados, gana dos partidos por segunda vez en lo que va de curso. Triunfos sobre Getafe y Elche, la racha anterior.
Iturra fue el elemento extraño de la tarde. El chileno, que renunció a renovar por el Málaga para firmar por el Granada, para posteriormente denunciar a la entidad costasoleña, se llevó pitos e insultos de toda clase. Cada vez que tocó el balón lo hizo bajo una manta de silbidos. Iturra firmó un partido discreto, como el resto del conjunto nazarí.
También hubo improperios para el cántabro Fernando Teixeira Vitienes, que desesperó a la parroquia local con su velocidad para sacar tarjetas al Málaga y señalar un penalti en contra que ofrecía demasiadas dudas. Willy volvió a ser un gigante bajo palos.
En el otro extremo se situaron Camacho y Willy, los héroes de la tarde. Uno por sus goles; el otro por sus paradas y penalti parado. Camacho pudo hacer triplete, pero, entre risas, renunció a tirar el penalti que finalmente anotó Amrabat. El estadio gozó con los tantos del maño, pero alcanzó el clímax con el penalti detenido por el argentino. El "¡Willy, métele!" tras ver una tarjeta amarilla aumentó el anecdotario del choque.
Tanto disfrutó La Rosaleda que a falta de media hora para el final cantaba el himno a capela y hacía la ola. Hace poco más de un mes se revolvía contra Schuster para cantarle "¡Vete ya!" tras el empate ante el Valladolid. Martiricos ansiaba una alegría similar.
Hubo momentos para el hermanamiento con la afición del Granada. Varios sectores del estadio cantaron "¡Granada es de Primera!" y hubo "¡Sevillano el que no bote!" al unísono con el millar de seguidores rojiblancos en la zona visitante.