Facta non verba

Hay quien sabe latín. Y hay quien cree que sabe. Pero los que sabían de verdad eran los latinos, que nos dejan para la posteridad un rosario de expresiones preciosas y recurrentes. Facta non verba. Básicamente, que al Málaga le faltan hechos y le sobran palabras. Porque ya está bien de discursitos, golpes de pecho y cargas de profundidad dañinas en ruedas de prensa y entrevistas. Son cinco jornadas, cinco derrotas. Más toda la pretemporada. Y la imagen, que también cuenta. Porque te vas de Mestalla tocado y casi hundido gracias a una manita que ni Marcelino se cree.
No hubo mala actitud, no, en el inicio. Pero qué menos, si vienes de un 0 de 12. Aquí ya no valen cantos de sirena ni brindis al sol. Puntos y más puntos es lo que añora este Málaga. Puede caer el entrenador, pero muchos futbolistas deberían irse avergonzados a sus casas, aunque sólo sea por respeto a su fiel y sufridora afición. Ninguno merece el espectáculo de Mestalla.
Al Málaga le dio un hachazo el Valencia con el 1-0. Porque además fue un gol cruel. Los de Míchel se veían después de mucho tiempo jugando al fútbol (los cambios en el once tuvieron algo que ver) y no hubo premio sino castigo. Carlos Soler, un incordio continuo, puso un centro perfecto que cabeceó Santi Mina variando su trayectoria ante un Luis Hernández poco afortunado.
Míchel salió con Rolan de nueve y con Cifu de lateral por Rosales. Al fin, algo distinto. Era arriesgado sí, pero algo había que hacer después de cuatro derrotas seguidas. El uruguayo estuvo muy cerca de marcar su primer tanto con el Málaga. Se le vio rápido y cuco, pero se topó con Neto, que poco después también robó la gloria del gol a Mula, que se quedó solo ante el meta che tras un pase letal de Recio.
La acción más polémica de la primera mitad ocurrió en el área del Málaga. El Valencia desarmó la defensa blanquiazul en una triangulación que dejó a Zaza ante Roberto, listo para fusilar. Pero llegó Cifu y le entorpeció. Luego el portero madrileño abortó su gol, pero terminó encontrándose con el italiano. Mientras el punta valenciano caía al césped, Luis Hernández sacaba el esférico de la línea de gol. Álvarez Izquierdo no vio penalti.
En la segunda parte se repitó un poco lo mismo. Un Málaga menos acomplejado pero que dejaba ver sus costuras. Eso lo aprovechó bien el Valencia. De nuevo, Carlos Soler entró por la derecha como cuchillo en mantequilla y puso un centro espectacular. Mina -en fuera de juego- trató de rematar el balón. Ahí debió morir la jugada. Pero lo que ocurrió fue que Zaza entró como una flecha en el segundo palo y firmó el 2-0.
Y con la repetición de situaciones, llegó otra opción de Rolan, que esta vez no consiguió encontrar los tres palos. Pero la calamidad ya se había apoderado del Málaga. Balón al área de Parejo y Zaza logró su segundo gol ante las miradas distantes de los zagueros malacitanos. El disparate continuó con otra jaimitada defensiva que Zaza convirtió en su hat-trick.
4-0, un partido primo hermano del rídiculo del Pizjuán del curso pasado. Y lo peor es que aún le quedaba media hora por aguantar a los presentes. Roberto, que de momento está siendo el mejor jugador del Málaga en lo que va de temporada, frustró alguna que otra ocasión más de un Valencia que quería ahondar en la herida.
Pero no pudo con Rodrigo, que tras fallar poco antes una clara, puso el 5-0 en el marcador tras asociarse con Guedes. Durísimo marcador para el peor equipo de la competición ahora mismo, el Málaga. El sábado, la vida sigue ante el Athletic. Pero si esto sigue así, no hay más camino que la derrota.