Gloria, espinas y ducha fría

Youssef En-Nesyri no olvidará fácilmente el partido de esta tarde en San Mamés. Porque le pasó absolutamente de todo lo bueno y lo malo que podía ocurrirle, participó en las tres jugadas claves del partido. Tocó la gloria, luego probó las espinas y acabó con la cabeza en la ducha fría antes de tiempo. Seguro que en el regreso a Málaga le dará vueltas a la montaña rusa de emociones que experimentó durante los 84 minutos que estuvo en el campo. Y seguro que, al menos, habrá aprendido un par de lecciones.

La alegría llegó pronto y con justicia. En-Nesyri, autor del último gol a domicilio en Éibar, marcó el único tanto del Málaga en San Mamés. Remató muy bien de primeras con la pierna derecha un magnífico servicio de Lestienne. El equipo blanquiazul se ponía pronto por delante, pero en la casa del pobre… La primera parte fue un tormento tras el empate del Athletic y la lesión de Adrián. En-Nesyri remó como pudo y como todos. Compitió y trabajó.
En la segunda mitad vino la leña. Y no fue tan buena en su caso. En el minuto 61 Rosales le sacó un penalti a Lekue. El Chory, con más batallas en su espada y en sus espaldas, quiso lanzarlo, pero En-Nesyri se cegó. Se veía con confianza y nadie con galones se lo impidió ni desde el campo ni desde el banquillo. Es fácil hacer el análisis a posteriori, pero En-Nesyri falló. Y sólo lo fallan los que lo lanzan. Pero falló. O paró Kepa, ya queda a gusto del que lo lea.
Lo imperdonable fue la expulsión. Al menos la segunda amarilla, evitable, en una acción dividida con Kepa en el minuto 83. Más discutible fue la primera (64’), que pareció para compensar el rugir de San Mamés tras el penalti pitado en contra del Athletic. En-Nesyri pidió perdón al portero rival tras ver la roja y dejó a su equipo con uno menos y sin opciones de al menos empatar la Catedral, que hubiera sido lo justo a tenor de los méritos de unos y otros.