Málaga-Elche y aquel soporífero 0-1
Este sábado (20:30 horas) visita La Rosaleda el Elche en la última jornada de la temporada regular de LaLiga 1|2|3. El duelo ante los ilicitanos trae a la memoria aquel encuentro de infausto recuerdo de la campaña 2013/2014, en la que los visitantes se impusieron por 0-1 en un partido feo, con continuas pérdidas de tiempo y con la grada muy contrariada por el dantesco espectáculo que presenció.
En aquella ocasión, el Málaga llegaba a esa jornada 36 con la salvación prácticamente ya en el bolsillo, a falta de un punto. Una permanencia que se había conseguido tras vivir momentos difíciles durante el curso, dirigidos por Bernd Schuster, con el peligro del descenso acechando seriamente. Pero una conjura de los jugadores acabó siendo vital para encadenar una buena racha de resultados y conseguir los puntos necesarios para vivir las últimas jornadas de forma holgada.
Por contra, el Elche se presentaba en La Rosaleda con el agua al cuello. Necesitaba imperiosamente la victoria y obtuvo premio muy pronto. A los 11 minutos, un disparo desde 30 metros de Garry Rodrígues se colaba en la portería de Willy Caballero (exfranjiverde). A partir de entonces, el conjunto ilicitano intentó jugar con el marcador, perdiendo todo el tiempo posible y más.
Las artimañas del equipo dirigido por Fran Escribá durante la segunda parte, con la complacencia arbitral de Estrada Fernández, lograron desestabilizar tanto al Málaga como a la grada, lo que fue calentando el ambiente. El partido no tuvo ritmo, nada de juego, multitud de interrupciones y protestas. Fue un quiero y no puedo del equipo malaguista, que durante los segundos 45 minutos intentó buscar ese punto que necesitaba, pero le faltó acierto.
Ni siquiera con ventaja numérica en el campo, tras la expulsión de Botía por una acción antideportiva ante Iakovenko, fue capaz de perforar la portería defendida por Manu Herrera. Un partido de infausto recuerdo al que el Málaga tiene opción borrar de la memoria este sábado, logrando un buen triunfo que le haga encarar el play off con buenas sensaciones.
La verdad es que las continuas pérdidas de tiempo son permitidas por los árbitros con total impunidad. El colmo fue aquel partido. Fue una verguenza cómo continuamente se tiraban los jugadores ilicitanos al suelo fingiendo alguna dolencia con la complicidad del nefasto árbitro. Creo que más de quince o veinte minutos no se llegó a jugar en el segundo tiempo. En mis más de 40 años de socio jamás he visto unas pérdidas de tiempo más descaradas. Fue una verguenza.