A los buenos hay que ponerlos sin pedirles el DNI. Es una obviedad que no todos los clubes son capaces de cumplir, como tampoco hay entrenadores que tengan por costumbre hacerlo. La paciencia y los procesos siguen en peligro de extinción. El Málaga, que empató en Riazor en un partidazo a pecho descubierto contra el Dépor, fue fiel a su identidad y estuvo durante varios minutos con tres adolescentes sobre el césped: Izan Merino (18 años), Antoñito Cordero (17) y Aarón Ochoa (17).
Es la primera vez durante la presente temporada que coinciden en el campo los tres habituales del primer equipo que tienen ficha del filial, sin olvidar a Chupete, el cuarto de la ecuación. Ocurrió durante 20 minutos, porque en el 65' ya entró Yanis Rahmani por Ochoa y más tarde fue Kevin quien sustituyó a Cordero en el 79'. Una coincidencia efímera, pero muy ilustrativa de lo que es y a lo que aspira el Málaga en lo deportivo.
Jugar un partido de esas características, con el peso de los escudos y de tales aficiones tan inmensas; con la intensidad y el ritmo de juego, de ida y vuelta, de velocidad de pensamiento y ejecución que hubo en Riazor este domingo; de la propia tensión del escenario, no apto para cualquiera, es un cóctel de lo más parecido a la élite que hay, aunque Segunda no sea Primera. Ante este escenario, no titubearon ni Antoñito ni Aarón ni Izan.
Los tres goles y tres asistencias del extremo jerezano, su personalidad a la hora de atacar y el aura que adquirió desde el gol de Tarragona son más que suficientes para no dudar de que la Segunda División no le queda grande, más bien como un guante. En Riazor no fue tan decisivo, pero siempre lo intenta.
Con Aarón Ochoa, más de lo mismo. Es un diferente, juega sin complejos, tiene valentía, entiende el juego como un elegido para esto, un perfil creativo y "rompepizarras", como dice Pellicer, tan vistoso como necesario. El nivel de soltura, confianza y regularidad del jovencísimo marbellí lo ha convertido en indiscutible en el once, como ha sucedido con Cordero. Solo una convocatoria con la sub 19 de España e Irlanda -ambos ya han marchado con sus selecciones tras el partido de A Coruña- los moverá del once en Cádiz.
Era el malagueño Izan Merino el único de las tres perlas de la cantera que faltaba por demostrar por qué el club ha movido montañas para renovarle, con el Real Madrid en el cogote hasta el último día. Debutó en Segunda en la primera jornada, con diez minutos de participación en Ferrol. Jugó apenas tres minutos más el descuento en el Málaga - Huesca. En lo restante, había sido convocado y había salido a calentar en la banda, pero siempre se quedó en el banquillo esperando su oportunidad.
En Riazor le llegó y la aprovechó. Pellicer quitó a Manu Molina en el descanso y colocó a Izan junto a Luismi, lo que le dio una mayor libertad para sumarse a la zona de tres cuartos, teniendo licencia para no estar tan atado a esa posición de pivote puro que ya ocupa el 'Hombre del Casco'. Primero jugó con Ochoa por delante, luego con Larrubia más por dentro. En la recta final, también junto a Sangalli. No se extrañen, tarde o temprano será titular y no por casualidad.
Sea con quien fuere, Izan estuvo muy bien en A Coruña. Rápido en repliegues, contundente y serio para defender e incluso animado en la vocación ofensiva. La segunda oportunidad más clara del Málaga, más allá del disparo al palo de Cordero, fue un tiro de Izan que iba con rosca directo a la escuadra, pero que acabó en córner por la altura y los reflejos de Helton Leite, portero del Dépor.
Loren Juarros, director deportivo y constructor de este proyecto de juventud, tiene en estos tres nombres los ejemplos perfectos. Tres saltos limpios, alguno más meteórico que otro, desde filial al primer equipo. Faltaría renovar a Antoñito Cordero, por lo que la obra está aún incompleta. Ochoa e Izan, comprometidos hasta 2027, tienen los cimientos, han cogido el presente con fuerza, pero todavía tienen por delante un futuro con gran margen de mejora. Es lo mejor de todo: no se atisba el techo de cada uno.
Cordero, si él quiere y el club llega a sus pretensiones, seguirá siendo también una cara visible de este Málaga actual, el que apuesta -por fin- por la cantera, el club que cumplió con su palabra y dio responsabilidad, entre otros muchos, a tres imberbes atrevidos en edad de bachillerato. Ahora, la decisión da sus frutos.
iNZA MERINO Y ARON OCHOA, GESTIANALES- LOS CANTERANOS DEBEN SER CONSCIENTES QUE GRACIAS A UN GRAN ENTRENAGOR COMO PELLICER TIENE ESTA OPORTUNIDAD. HAY QUE TENER PACIENCIA SON DEMASIADOS JOVENES . SI MERINO Y OCHO SE LES OCURRE METER UN GOL QUE NO PIERDAN LA CABEZA , HAY QUE TENER LOS PIES EN EL SUELO. No DEBEN BESAR EL ESCUDO DEL MALAGA PORQUE LUEGO SE MARCHAN DEL CLUB Y TODO SE OLVIDA SOBRE TODO DEL MALAG C.F..