Dioni Villalba, una lección a todos y otro cliché roto
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Tres goles, una asistencia y un nivel de confianza por las nubes
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Partía como tercer delantero y en Cádiz recordó por qué es indiscutible
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El vacile de Dioni y Castel sobre el doblete de Ontiveros: "No se lo cree ni él"
"Siempre tengo que estar listo para aprovechar cualquier oportunidad", decía Dioni Villalba, minutos después de dar una lección futbolística en Cádiz, un estadio que conocía muy bien por su pasado. El partido que completó el pasado 12 de octubre fue de notable alto, otro más este año. No hizo sino reforzar un pensamiento que ya no es una percepción subjetiva aislada, sino un hecho irrefutable: a sus 34 años, Dioni está en el mejor momento de su carrera.
Lo está por la exigencia que requiere esta Segunda División y por cómo está cumpliendo con ella. Tres goles y una asistencia en ocho partidos (se quedó sin jugar en la jornada 1) en los que fue titular en seis. En el imaginario colectivo partía esta temporada como tercer delantero, en orden de prioridad, por detrás de los fichajes Roko Baturina y Sergio Castel. Actualmente es la primera opción por delante de los otros dos. Y Pellicer no regala nada.
Ha habido un doble cambio que explica esta especie de explosión tardía de Dioni, que vive una segunda juventud con 34 años. Una tiene que ver con los hábitos físicos. "En Ferrol, que calenté pero no jugué, me di cuenta del ritmo de esta división y dije: o me pongo a un nivel físico óptimo o aquí me comen. He quitado cosas de mi alimentación, he cambiado el descanso también. Estoy consiguiendo estar mejor", decía hace unos días en 101TV, donde dejó un titular para los que no creían en él: "Me querían jubilar algunos, eso parece".
Otra de las claves es el cambio de posición. Con la venta Roberto, Dioni ha pasado a ocupar el puesto de delantero puro, no ya como segundo punta propenso casi a actuar de mediapunta, como jugó en Primera Federación. Esto tiene un efecto inmediato en la dosificación del esfuerzo. "El año pasado jugaba de diez y venía mucho a recibir, por eso había partidos que hacía 12 kilómetros. Ahora hago la mitad o un poco más, eso se nota en que no me desgasto tanto, porque estoy más cerca del área. Es diferente".
Dioni está más fino y se mueve con más fluidez sobre el campo; va fuerte y sin miedo al contacto -cosa no poco importante, sobre todo después del traumatismo craneoencefálico que lo dejó grogui en un aparatoso golpe que le hizo salir de La Rosaleda en ambulancia-; pelea los balones divididos, corre al espacio y es el primero en la presión al rival. El fútbol abierto de Segunda, como a otros muchos, le favorece. Saca petróleo de espaldas al arco, combina bien en espacios reducidos y mantiene el olfato que le convirtió en leyenda del fútbol de bronce. Los goles son gasolina para el '17', pletórico en confianza.
"Quiere contradecir al paso del tiempo. Dioni ya no es lo que era, ya es más de lo que fue"
Un obrero del fútbol, como Jaime Mata o Jorge Molina
Su caso tiene trazas de otros veteranos como Jaime Mata (35 años) o Jorge Molina (siguió en activo hasta los 41), que siguieron rompiendo con goles en la élite el cliché de la edad, el estigma de los viejos rockeros en un fútbol dominado por adolescentes que explotan cada vez más jóvenes. El caso antagónico lo tiene como compañero y socio en ataque, Antoñito Cordero, diecisiete años menos que él. Dos mundos que conviven, se retroalimentan y dan puntos al equipo. Seis goles de los diez anotados por el Málaga hasta el momento llevan sus firmas.
Para mayor romanticismo, la historia de Dioni es la de un obrero del fútbol. También fuera de él. Trabajó en la construcción, a los 17 años dejó el fútbol y se ganaba la vida como ayudante de fontanero, a los 14 había repartido pizzas por Málaga mientras jugaba en los campos de la provincia y no se imaginaba siendo futbolista profesional. Una llamada de un entrenador suyo en el Puerto de la Torre, Cristóbal, le convenció para que siguiera metiendo goles. El Murcia lo fichó en juveniles y ahí empezó su tour.
Entre la lista de equipos en los que ha estado, como Caravaca, Leganés, Fuenlabrada, Cádiz, Racing, Atlético Baleares o Lech Poznan polaco, resalta el Dépor, donde debutó en Primera y disputó sus únicos cinco partidos en la élite. Cosas de la vida, el último de ellos fue un 21 de noviembre de 2010 contra el Málaga, en Riazor, cuando tenía 20 años. Aquel día, Dioni salió titular junto a dos exmalaguistas como Juan Rodríguez y Adrián López. El Málaga, con Duda, Baha, Weligton o Portillo en el once, perdió 3-0.
Quién sabe si Dioni, que en diciembre cumple 35 años, jugará algún día en Primera y revivirá esa sensación otra vez, con la ventaja de todo lo aprendido durante este camino lleno de capítulos. Su sueño sería hacerlo en el Málaga, el club de su vida, donde ayudó al ascenso al fútbol profesional y donde le gustaría retirarse cuando sus piernas y su mente digan basta.
"Siempre he dicho que quiero retirarme en el Málaga, sé que es difícil, pero por eso estoy trabajando en ello. Voy a cumplir 35 años, pero me siento como si tuviera 30 o 31". Acaba contrato el próximo verano y es el primero en saber que su renovación dependerá de su regularidad y de que el físico le acompañe.
Da una lección cada fin de semana, como ocurrió con David Ferreiro en Primera RFEF, al que mucha gente miraba de reojo con el prejuicio de ser un "abuelo" que parecía estar acabado. La edad no es siempre una razón de peso, por suerte. Dioni quiere contradecir al paso del tiempo porque es una versión mejorada, un goleador forjado en el barro que sabe moverse en las plazas de Segunda. Ya no es lo que era, Dioni ya es más de lo que fue.