Una alegría con Ramón Enríquez y un bendito problema para Pellicer

Desde el 16 de abril de 2023, en un Málaga 1-0 Cartagena, no disputaba un partido completo. Hacía 22 meses que no encarrilaba dos titularidades. Tantos días transcurrieron, tantas dudas por el camino y, para su tranquilidad, una renovación como mensaje de confianza plena. Una recuperación de lesión tras otra, sin prisa, pero sin pausa. Ahora sí, Ramón Enríquez vuelve a sentirse importante y la afición del Málaga empieza a disfrutar cada vez más de su fútbol.

Contra el Racing de Santander (1-2) salió de titular y disputó 70 minutos de gran derroche físico. Ante el Levante (1-1) completó el partido como uno de los mejores en el campo. Un cuarto de hora participó frente al Zaragoza (1-2) y media hora contra el Dépor (1-1). Se quedó sin jugar en Miranda de Ebro. Suma 300 minutos esta temporada, repartidos en ocho encuentros. Ya son tres más que durante toda la campaña anterior en Primera RFEF.

Siguen siendo pocos partidos y su habitual fragilidad muscular no deja demasiado margen a excesos de ilusión y altas expectativas. Tocar madera, como con Haitam, se ha convertido en tradición. Es pronto para llegar a conclusiones, pero sus dos últimos partidos no engañan: Ramón está cerca de su mejor versión.

"Va mejorando, aunque no está al nivel de antes de la lesión. Es importante el compañero que tiene al lado, Manu Molina. He visto cosas de esfuerzos físicos a nivel defensivo que antes no tenía, eso es una buena noticia", le analizaba Sergio Pellicer, un padre en lo deportivo. El técnico malaguista siempre lo defendió, al igual que hace con Haitam, dos de sus ojitos derechos en la plantilla. "Los chicos muestran un paso hacia adelante. Todos vamos a pasar un proceso de diferentes estados de forma", decía el castellonense, consciente de que aún queda por ver la versión premium de ambos.

Doble pivote con Manu Molina

La lesión de Luismi, que aún no está para volver, le abrió una ventana al futbolista de Órgiva. Ha encajado muy bien con Manu Molina en la zona de creación-destrucción. No tiene el físico y la omnipresencia de Luismi, pero sí mejor pase hacia delante, visión y criterio con balón. Hace fluir en estático y en transiciones con un juego de uno, dos o tres toques como máximo. Y no se olvida del trabajo defensivo. Recupera balones, presiona, realiza esfuerzos extra. Ramón es mucho más que un organizador: es un currante con pie de seda al que solo le falta continuidad.

Así hablaba de él Manu Molina: "Lo veo bastante bien. Nos gusta tener el balón y no nos escondemos. Nos hemos entendido bien desde primera hora y hemos estado cómodos. Estoy muy contento por él, por que haya disputado los noventa minutos tras las lesiones. Se lo merece mucho. Es un gran trabajador y un currante. Estoy muy feliz por él". Hay química dentro y también fuera. Lobete, en Área Malaguista, dijo este lunes de Ramón que es un tipo "diferente", "un capitán de los que más ayudan". Lleva dos partidos luciendo el brazalete.

Cuando vuelva Luismi

Luismi sigue entrenando en el gimnasio. Una fisura costal le dejó fuera hace dos semanas. Su regreso está más cerca, pero sigue siendo seria duda para el próximo sábado en Cartagena. Su capacidad de aguantar el dolor es uno de sus muchos atributos. Mientras vuelve o no, el dúo Manu Molina-Ramón Enríquez seguirá como prioridad. Pero... ¿qué pasará cuando el hombre del casco esté disponible?

El pivote era un indiscutible hasta su lesión. Ahora, con Ramón encontrándose y Manu Molina como titularísimo, Pellicer deberá encajar piezas en otro bendito problema para él. ¿Jugar con dos de los tres o alinear a los tres a la vez? Puede ser una opción para tener más balón, aunque implique sacrificar a alguien del ataque.

Luismi como pivote puro, junto a Manu Molina algo más liberado de trabajos de trinchera y con Ramón en versión mediapunta, más llegador, más cerca de los atacantes para filtrar pases. En algún partido o momento concreto, podría darse. Un dibujo inédito que implicaría sacar de la ecuación a Larrubia, Cordero, Lobete o Dioni. Eso sin olvidar que también está Izan Merino. Una ecuación a resolver para el entrenador en un futuro inminente.