La figura de Messi se cuela en la marea roja de Marruecos y Portugal
Moscú, 20 jun .- El nombre de Messi se ha colado en la marea roja, el color de Portugal y Marruecos, que tiñe los alrededores del estadio Luzhnikí de Moscú a una hora de que arranque la segunda jornada del Grupo B del Mundial de Rusia, con un partido decisivo para las opciones de ambos equipos.
"Messi, Messi", corean los aficionados marroquíes cuando se cruzan con la hinchada portuguesa, en alusión a la rivalidad deportiva entre el astro argentino del Barcelona y la estrella en la que deposita todas sus esperanzas Portugal, Cristiano Ronaldo.
Un seguidor marroquí entrado en edad echa la bronca a un grupo de sus paisanos que corean el nombre de Messi, y les recrimina que no animen a Marruecos, que podría quedarse fuera del Mundial si no suma puntos esta tarde.
Entre un mar de camisetas rojas se cuelan algunas elásticas del Barca con el 10 de Messi a la espalda, como la que lleva Mitchel, un joven estadounidense que ha viajado a Rusia desde el estado de Virginia para animar a la Argentina de su ídolo.
El amigo que le acompaña hace el gesto del pulgar hacia abajo al referirse a Cristiano, mientras que Mitchel se coloca una pequeña bandera marroquí sobre la cabeza y se saca fotos con la hinchada de los "Leones del Atlas".
Los portugueses están en desventaja numérica con los marroquíes a las puertas del Luzhnikí, pero tienen de su lado a cientos de asiáticos vestidos con el uniforme de Portugal que han venido al Mundial de Rusia para seguir a Ronaldo.
Pedro y Sergio viven en Coímbra, son amigos desde hace 45 años y no se pierden los grandes partidos de su selección, como la final de la Eurocopa que le ganó hace dos años a la anfitriona Francia, en París.
"Cristiano estuvo muy inspirado en el último partido con España. Está en gran forma y va a hacer un buen partido", dijo a Efe Pedro en un perfecto español que mejoró durante los dos años que vivió en Bolivia.
No han venido muchos portugueses a seguir el Mundial, al menos en la fase de grupos que se juega ahora, pero uno sí hizo un enorme esfuerzo para acompañar a su equipo.
Helder Batista, funcionario municipal de la localidad de Alenquer, a 40 kilómetros de Lisboa, llegó hace dos días a Moscú tras recorrer 4.700 kilómetros en su bicicleta, en una maratón que le llevó a atravesar toda Europa.
Atrás quedaron España, Francia, Alemania, Polonia, Lituania y Letonia, en una marcha con la que Batista pretende recaudar dinero para una asociación que lucha contra el cáncer infantil.
La afición marroquí, que ha ido llegando esta semana a Moscú para ver el partido decisivo para las opciones de su equipo, ha sorprendido a los moscovitas con su contagiosa alegría.
Centenares de aficionados del país magrebí cantaron y bailaron ayer a la salida de la Estación de Leningrado, a la que llegaron en tren procedentes de San Petersburgo, donde debutaron hace cinco días ante Irán.
También se vio ayer a un gran grupo de hinchas marroquíes en la Plaza Roja, que recorrieron al grito de "Gracias, Rusia" después de un incidente con uno de los suyos resuelto de forma amistosa.
Un seguidor de Marruecos encendió una bengala en el corazón de la capital rusa, algo absolutamente prohibido, pero se libró del castigo gracias a la comprensiva labor de un policía, que se dejó convencer por el resto de los aficionados para que no arrestara al responsable.