El cielo se tiñe de infierno
El RCD Espanyol ha vivido un año 2019 tremendamente convulso, con la clasificación para la Liga Europa como algo histórico en la campaña anterior, pero con un inicio demoledor en la temporada 2019-20 que ha condenado al equipo al último puesto de la tabla y a sufrir por la permanencia.
Pocos imaginaban cuando Joan Francesc Ferrer 'Rubi' clasificó al bloque para Europa que meses después los blanquiazules vivirían un escenario así. Desde la salida de Rubi al Betis, el equipo ha tenido tres entrenadores: David Gallego, Pablo Machín y el recién presentado Abelardo Fernández.
En el último tramo de 2019, la afición disfrutaba con el estilo ofensivo y vistoso de su Espanyol. Contaba con futbolistas determinantes, como el delantero Borja Iglesias o el central Mario Hermoso. Ambos salieron de la entidad rumbo al Betis y al Atlético de Madrid, respectivamente.
Sus ventas, en principio, suponían bajas importantes, pero había margen para reaccionar en el mercado de fichajes. Sin embargo, las incorporaciones para la 2019-20 no han marcado la diferencia y actualmente la fotografía del equipo es nefasta: el que menos marca y el que más encaja.
Además, la fortaleza del Espnyol en su estadio es inexistente. El cuadro perico únicamente ha sumado dos puntos como local, una de las grandes asignaturas pendientes de la temporada 2019-20. Ser sólidos en casa es esencial para salvar la categoría. Actualmente, cinco puntos separan al equipo de la permanencia.
Con el 2019 finiquitado con un claro suspenso, todas las esperanzas de la entidad están depositadas en empezar 2020 con un mayor rendimiento. La dirección deportiva trabaja para reforzar la plantilla en este mercado de invierno con varias incorporaciones. El primer examen es contra el Barcelona, el 4 de enero, en el RCDE Stadium.