El Betis y el Valladolid: el reencuentro

Si hay un color que no trae buenos recuerdos a la afición bética en los últimos años ese es el violeta de las camisetas del Valladolid. La casaca del equipo pucelano fue la última que vio el Betis en Primera antes de pasar dos temporadas en el 'infierno' de la Segunda división.

El 31 de mayo de 2009 será recordado en el Betis como uno de los días más tristes de su historia. El conjunto de José María Nogués se jugaba la permanencia ante el Valladolid en un estadio abarrotado, con una afición entregada y con la ventaja de estar situado en la tabla un punto por encima de Sporting y Osasuna.
Hasta cinco equipos corrían esa tarde el riesgo de descender a Segunda división, ni mucho menos era el Betis el que llegaba en peor situación, pero el destino quiso que fuese el club de la Palmera el que sufriese uno de los descensos más duros que se recuerdan en Heliópolis.
A lo largo de la tarde, los transistores de la afición bética hacían presagiar lo peor. Todos los resultados que podían perjudicar al Betis se daban en los otros campos. El Osasuna le ganaba al Real Madrid, el Sporting hacía lo propio con el Recreativo y el Getafe, igualado al Betis en la tabla, sumaba ante el Racing el punto que necesitaba para salvarse, pero todos ellos se enfrentaban a equipos que no se jugaban nada, situación que no se daba en el Ruiz de Lopera.
Betis y Valladolid se jugaban el ser o no ser en sólo 90 minutos, el conjunto de Nogués superaba al de Mendilíbar en todo menos en goles. Los 20 remates a puerta o las 11 intervenciones que tuvo que realizar Asenjo, por sólo dos de Ricardo, evidencian el dominio del Betis en este partido, pero ese día, el fútbol le tenía guardado al Betis un final trágico. Aguirre adelantaba a los pucelanos en el marcador en el último minuto de la primera mitad y Oliveira conseguía de cabeza el empate tras la reanudación para mantener la esperanza verdiblanca. Los de Nogués atacaban sin cesar la portería pucelana, pero el partido finalizaba sin el ansiado gol que hubiese permitido al Betis continuar un año más en la Primera división del fútbol español y las lágrimas empapaban las mejillas de los 50.000 béticos allí presentes.
Un gol que hubiese cambiado la vida de Nogués
Ese partido marcó la carrera de muchos de los integrantes del club, pero en especial la del entrenador. José María Nogués hubiese renovado automáticamente si el Betis se hubiese salvado, el 1-1 provocaría su despedida del club y desde entonces nunca ha vuelto a entrenar en Primera. "Un solo gol hubiese cambiado mi vida. Tenía un contrato firmado para continuar un año más si el Betis se salvaba. Después de ese partido nunca he vuelto a entrenar en Primera división. Era mi oportunidad para demostrar que podía entrenar al máximo nivel y el destino me jugó una mala pasada", reconoce el técnico a ElDesmarque.
Nogués mantiene grabado en su memoria cada momento de ese partido: "Fue un día muy triste. Recuerdo que durante la semana estuvimos concentrados en el Algarve para que nada pudiese despistar a los jugadores. Hicimos un gran partido, tuvimos más de 15 ocasiones y ellos sólo dos. Recuerdo en especial un remate al palo de Juanito y la última ocasión de cabeza de Oliveira, pero el destino quiso que esa tarde el Betis bajase".
El técnico recuerda la tristeza del vestuario tras el encuentro: "Nunca he vivido en mi carrera una situación tan trágica. Los jugadores estaban abatidos, el silencio era sepulcral, durante una hora nadie dijo una sola palabra. La mayoría de los jugadores lloraban desconsolados. El fútbol fue esa noche muy cruel con nosotros".
Este lunes, Betis y Valladolid se volverán a ver las caras en Primera división tres años después. Tres años que en el Betis han dado para mucho. Todos los estamentos del club se han visto modificados desde entonces y ahora el Betis vive una situación institucional y deportiva totalmente distinta. Quizás el Betis no se mereció descender ese 31 de mayo, pero quizás era necesario tocar fondo para volver a empezar de cero y revertir una situación insostenible.