De Cabañal a Nuevo Centro: historia de una amistad

El fútbol incluye a veces historias afectivas poco conocidas, pero que marcan las carreras y el día a día de muchos jugadores. El Betis ha firmado en este mercado invernal a Héctor Rodas, central procedente del Levante. El futbolista, de 26 años, pasó toda su carrera en el club granota, excepto una breve cesión al Elche en la 2011-2012. Precisamente, al alejarse de su club y de su ciudad natal se ha acercado a uno de sus mejores amigos, que también juega en un club sevillano... aunque en este caso en el eterno rival, el Sevilla FC. Se trata de Vicente Iborra, con quien comparte innumerables recuerdos e historias durante las categorías inferiores y el primer equipo levantinista.

Historias y recuerdos que ElDesmarque rescata para relatar la crónica de una amistad. Una amistad que se fue fraguando desde incluso antes de compartir equipo. En la edad de alevín (12-13 años), Iborra militaba en el Don Bosco y Rodas ya formaba parte del Levante. Ambos se enfrentaban cara a cara. El sevillista lo hacía como delantero, y el bético como defensa. A partir de cadetes, Vicente fue fichado por la entidad granota, y ahí comenzó su gran relación con Héctor. "La verdad es que no recuerdo cómo quedábamos en esos partidos (sonríe), pero fue divertido ser primero rivales, y luego compañeros", relata Iborra a ElDesmarque.
Desde entonces, se fortaleció la amistad. Ambos marchaban juntos en un autobús puesto por el Levante para entrenar. "Yo cogía el autobús en la parada de Cañabal, y Vicente, en la de Nuevo Centro. De ahí nos íbamos a la Ciudad Deportiva de Buñol", recuerda Héctor. Cabañal, barrio valenciano perteneciente al distrito de Poblados Marítimos (situado al este de la ciudad), se encuentra apenas a 15 minutos de la parada donde se subía Iborra. Los dos pasaron juntos por las diversas categorías inferiores granotas. El mediocentro nervionense firmó por el Levante en edad cadete ocupando posiciones de ataque. Poco a poco fue retrasando su posición hasta ser mediocentro defensivo. "Comenzó de delantero, luego pasó a ser extremo derecho, mediapunta... y mediocentro defensivo. Le faltó ser central y jugar conmigo", indica Rodas. Hasta que debutaron con el primer equipo.
Vicente lo hizo el 13 de enero de 2008 en un partido ante el Real Madrid; Héctor lo hizo un año después, el 31 de mayo de 2009 contra el Rayo Vallecano. Compartieron múltiples vivencias, como el debut en Segunda, el ascenso a Primera, o la participación en la Liga Europa. Experiencias dentro y fuera del campo. "Alguna que otra paella los domingos claro que caía", comenta el bético.
Pero el verano de 2013 el destino hizo que sus caminos se separasen. Iborra partió para Sevilla en busca de retos de más nivel, y Rodas se quedó esperando su oportunidad. El contacto entre ambos no desapareció, hasta tal punto que cuando el blanquirrojo logró el titulo de la Liga Europa, una de las personas de las que se acordó fue de su compañero granota, hoy en el Betis.

Durante las últimas vacaciones veraniegas se reencontraron, y decidieron ir a realizar los entrenamientos de mantenimiento juntos. Ahora, seis meses después, vuelven a coincidir en la misma ciudad, aunque en clubes distintos. "Héctor es un grandísimo fichaje para el Betis. No lo digo únicamente porque sea mi amigo (ríe), sino que trato de ser lo más objetivo posible. Es un gran profesional, va bien por alto, rápido al corte.. aciertan con su fichaje", añade el mediocentro del Sevilla.
Clubes rivales, con aficiones rivales. Eso sí, en diferentes categorías. A buen seguro que ambos estarán deseando disputar un derbi en Primera división para volver a verse las caras sobre un terreno de juego. "Claro que sí. Ojalá ascendamos, yo tenga la suerte de continuar y nos enfrentemos en un derbi. Ahí no habrá amigos, pues me debo al Betis y a su afición, y daría lo máximo por ganar a Vicente", comentaba ilusonado Héctor.
Rodas, que tuvo incluso ofertas de Primera, no se lo pensó en el momento que lo llamó el Betis. Para continuar en el Villamarín, tendrá que disputar al menos 10 partidos con los verdiblancos, una cifra que parece accesible para un zaguero con experiencia en Primera. La de ellos dos no es más que una de las miles de historias de amistad que recogen los terrenos de juego, pero la curiosidad del caso es cómo ambos abandonaron su casa para finalizar recalando en la misma ciudad. Eso sí, con una rivalidad nueva y desconocida. Iborra está impregnado de sevillismo, y ya confirmó en la previa al partido frente al Espanyol en Copa que se siente sevillista. Rodas, que apenas lleva una semana en la ciudad, ya siente el aliento del beticismo y sueña con debutar en el Villamarín.