Bravo, antídoto para las 'nervioseras'
La enjundia y el aplomo de Claudio Bravo, una de las claves en la victoria del Betis ante el Huesca (0-2), hacen que cuando el guardameta chileno juega con la verdiblanca (debajo) las grietas atrás sean o parezcan menos y que el debate defensivo sea mucho menor en el equipo que lidera su compatriota Manuel Pellegrini, un antídoto para las 'nervioseras'.
El balón que el meta de Buin sacó al delantero japonés del Huesca Shingi Okazaki en los estertores de la gélida noche en El Alcoraz fue el colofón de una de esas actuaciones sordas aunque fundamentales en el orden defensivo verdiblanco que suele protagonizar el veterano arquero chileno, que el próximo abril cumplirá 38 años.
Como clave de bóveda del equipo bético, no sólo de su defensa, Claudio Bravo ha sumado en lo que va de LaLiga 810 minutos en los nueve partidos que ha jugado por las tres lesiones, una de rodilla y dos musculares, que han lastrado su trayectoria en el Betis desde su llegada el pasado verano procedente del Manchester City inglés.
En su regreso a la liga española cuatro años después de su marcha desde Barcelona a Manchester, el internacional chileno se ha erigido, por presencia y también por ausencias, en uno de los referentes del Betis de Pellegrini por su colocación, mando de la defensa y, además, por su imponente juego con los pies.
De todo ello, hizo gala el arquero internacional chileno en una noche bajo cero en el césped y de cero en su portería con actuaciones aisladas en las que evidenció su seguridad bajo los palos, mando sobre una defensa que con él tiene menos dudas y con una de las mejores salidas de balón de LaLiga, si no la mejor, por su manejo de los pies y de los espacios.
Claudio Bravo se erigió nuevamente en Huesca en referencia atrás por su forma de mandar a la pareja de centrales formada por el argelino Aïssa Mandi y el creciente Víctor Ruiz, de marcar la línea, de ofrecerse para jugar como último jugador y por no rifarla más que cuando hacía falta desahogar a su defensa ante la presión del Huesca.
De la precisión de su juego con los pies hablan bien a las claras varios balones y, sobre todos ellos, el que puso con exactitud milimétrica en el campo contrario que no pudo controlar de cara el internacional francés Nabil Fekir; y de su importancia y aplomo, su serenidad en la 'tormenta' desatada en El Alcoraz en los diez minutos postreros.
Cuando el Betis 'abrió la lata' con un cabezazo de Mandi y todo parecía de cara, el que pudo ser el 0-2 con un fallo de Juanmi Jiménez fue el punto de partida de las 'nervioseras' béticas, acrecentadas con la expulsión del centrocampista costamarfileño Paul Akouokou.
Números
Fue ahí donde salió el Claudio Bravo de la tranquilidad y el providencial en el balón postrero que le sacó abajo a Okazaki antes de que el paraguayo Tony Sanabria cerrara el partido con el testarazo con el que rubricó el 0-2 a un pase de escuadra y cartabón de Nabil Fekir.
La continuidad del meta de Nuin en la portería del Betis y el que le respeten las lesiones se antoja fundamental en las aspiraciones del conjunto de Pellegrini, el más goleado de la competición liguera con 31 goles en contra, tres más que el colista Huesca, y que pese a ello se encuentra clasificado en décima posición con 23 puntos.
Con las opciones del irregular Joel Robles y el casi inédito Dani Martín, el entrenador de Santiago tiene en su compatriota un puntal en su máxima de dejar la portería a cero, sumar en Liga para aspirar y avanzar en la Copa del Rey, próximo escollo de los verdiblancos el próximo domingo ante el Sporting de Gijón en El Molinón.
Claudio Bravo cumple la primera de su dos temporadas en el Benito Villamarín tras una extensa trayectoria que comenzó en el Colo-Colo de su país natal y siguió en la Real Sociedad (2006-2014), Barcelona (2014-2016) y Manchester City (2016-2020) antes de recalar en el Betis.
Que más quisiera tú estar como “el abuelo”
Haber cuantos partidos aguanta sin lesionarse el abuelo.que jubilación estáis pagando .
Es de Buin
Es de Buin