Ibra: "El apoyo de nuestra afición nos cambia el chip"
El jugador del Real Oviedo Ibra Baldé reconoció este miércoles que el equipo tiene "mal sabor de boca" por la derrota en El Molinón y que aún no entiende el gol que le anuló el árbitro, pero afirmó que las pancartas de ánimo en El Requexón y el apoyo de la afición le hace "cambiar el chip" y pensar en el Dépor.
"Sigo dándole vueltas a esa jugada, lo paso mal, porque para mí no hubo nada. Yo voy a por el balón y el defensa viene a chocar conmigo. Si chocas contra un muro te caes como te caes. Ya no vale la pena pensar en ello porque nos viene otro rival complicado y el apoyo de la gente debe cambiarnos el chip para centrarnos en el próximo domingo", confiesa el futbolista.
Ibra, que tuvo en sus botas ese empate en el último tramo de partido, matizó que le costó enfrentar a la afición desplazada al derbi tras no sumar porque para el africano "estuvo de diez" y el equipo no se lo pudo devolver con puntos.
El senegalés afirmó que no piensa en lo individual sino en el equipo y señaló que su objetivo es aportar lo máximo posible en el tiempo que tenga, por lo que respeta tanto si le dan la opción de salir de inicio como si juega sólo unos minutos.
"Aquí manda el míster, y el cuerpo técnico. Lo que me toque jugar lo daré todo, soy competidor, me gusta jugar los 90 minutos, pero no voy a poner malas caras o gestos para decir que quiero jugar porque estaría faltando al respeto al club y a la plantilla", destacó el delantero.
Respecto al rival del próximo domingo, el Deportivo de La Coruña, el punta explicó que le da igual quién venga porque lo importante es que el equipo va a ir a muerte a por el partido.
"Estamos preparados para todo, da igual el rival. El objetivo es acabar lo más alto posible, como todo el mundo en el trabajo. Si no soñara con el play-off me iría a casa y buscaría otro trabajo. Es un partido muy importante", concluyó el propio Ibra.
Los azules volvieron al trabajo con las ausencias de Omar Ramos, Javi Muñoz y Carlos Hernández, y lo hicieron en una sesión en la que el cuerpo técnico trabajó la salida de balón y Forlín probó como central durante todos los ensayos de un entrenamiento que rozó las dos horas.