Otro saque de banda

Tristemente, las similitudes entre el inicio de la temporada pasada y la actual son cada vez mayores. Pese a una diferencia de dos puntos, en favor de la etapa de Gaizka Garitano, el Real Valladolid de hace un año y el de la actualidad tienen muchos aspectos en común. La dura aclimatación de los muchos fichajes del verano, los malos resultados cosechados, la dureza de la categoría y la estancia en los puestos bajos de la clasificación igualan a un equipo con otro. Los datos globales son similares, el cómo se ha llegado a éstos, también.

 

Falta de concentración

Desde hace varias semanas se venía hablando de la falta de concentración del equipo de Paco Herrera. Eran ya varias las jugadas defensivas en las que los pucelanos no eran fiables, seguros ni contundentes. Faltas laterales, saques de esquina y... saques de banda. Si el tanto del Girona Fútbol Club en la derrota (2-1) en el Nuevo Estadio José Zorrilla llegaba tras un gran golpeo, el inicio de la jugada fue desde un saque de banda y una mala defensa blanquivioleta. En la derrota (3-2) en el Estadio Ciutat de Valencia volvería a ocurrir tal falta de concentración y el tanto de Jason levantó las iras el entorno y el enfado del entrenador.
"No sé si es entrenable pero yo no voy a entrenar un saque de banda" afirmaba el entrenador pacense tras ser cuestionado por el gol que rompía el empate y, por consiguiente, el partido. Era un detalle decisivo para el encuentro y que recuerda a lo vivido la pasada campaña. En Palamós, cuando el equipo jugaba un encuentro vital y Gaizka Garitano se estaba jugando el puesto, el primer tanto catalán llegaba tras un saque de banda mal defendido y en una acción que el equipo sí había trabajado. Con el entrenador de Derio se trabajó en la previa tal detalle al saber del potencial de saque de Samuel de los Reyes. Aunque en el partido no se demostraría, el Pucela inculcó y mentalizó al equipo para aquel encuentro en un saque lateral.
Esa dedicación no se demostró en el campo y, ahora, un año después, el equipo sigue teniendo los mismos problemas. Cuando el vestuario debía dar un golpe sobre la mesa, demostrar que quiere el objetivo y que está concentrado y que tiene actitud para tales obligaciones, un saque de banda dejaba todas las esperanzas e ilusiones por los suelos. Esa ambición y coraje que se pedía a los pucelanos ante el Unió Esportiva Llagostera hace un año y que no llegó, volvió a aparecer en el actual Real Valladolid con una débil defensa en un saque de banda en largo. Hace un año la circunstancia se miró con lupa. Ahora es una deficiencia individual. La crispación no es como hace un año pero el lastre que genera en el ambiente, en el vestuario y en la clasificación, sí.