1-3: Victoria de inflexión e ilusión en Granada

La victoria (2-1) ante el Athletic Club dejaba la opción de ver un nuevo Real Valladolid, un equipo más liberado, con mayor libertad y más convencimiento. Los de Sergio González estaban exigidos en sacar su mejor versión tras liberarse de muchos miedos hace una semana. Los tres puntos ante los vascos y la situación especial del Granada CF hacían pensar en una victoria, tal y como se produjo.

Tres puntos de renombre en el Estadio de Los Cármenes confirman que el Real Valladolid puede haber cambiado su tendencia de la temporada. Lo hace desde parte de la consistencia que quiere Sergio González pero, también, desde la calidad que poseen ciertos jugadores.

El plus de un Marcos André que ya es titular en el Real Valladolid y de un João Filipe que quiere tener protagonismo desde su descaro confirman las posibilidades de un Real Valladolid que consigue una victoria de inflexión y cierta ilusión en casa de un equipo de UEFA Europa League.

Ventaja merecida y justa

Si hay un camino para generar un "punto de inflexión", aquél que señalaba Sergio González en la previa, ese es el de los primeros minutos del partido. El Real Valladolid se mostraba ambicioso, confiado y seguro. En la propuesta inicial, aquélla sobre la que manda Sergio y las últimas sensaciones del equipo, el Pucela era ilusionante. Tenía verticalidad, dominio del partido y proponía un encuentro de tú a tú.

Sabía de las carencias y de los problemas del Granada CF, confesadas, incluso, por su entrenador, y quería imponer su ley. Lo conseguía en el inicio. El control del juego era suyo. Marrando una ocasión tan clara como la que Óscar Plano tenía en el inicio del encuentro, la idea blanquivioleta quedaba muy clara. Era consistente en el inicio del partido, pero se perdía entre la brega de un encuentro intenso y de mucho contacto.

A los de Diego Martínez les costó entrar en el duelo pero cuando lo hicieron equilibraron las fuerzas. Es cierto que no consiguieron intimidar a Jordi Masip pero sí que mostraban ideas que superaban a un Pucela que iba cayendo en su fuerza con el paso de los minutos. Pese a un juego equilibrado y una propuesta similar, los visitantes disfrutaron de dos ocasiones y en la última, casi en el descuento, se llevaron la alegría del gol.

Tras una clara ocasión marrada por Sergi Guardiola, Óscar Plano aprovechaba un buen centro del de Jumilla para, segundos antes del descanso, dar ventaja al Real Valladolid. ¿Merecida? Sí. ¿Justa? Por ocasiones claras y disparos a puerta, también. Siendo merecida y justa, el descanso llegaba con un Pucela superior al Granada CF pero con un Pucela al que se le puede pedir más consistencia.

Todo por ganar

Con el gol en un momento delicado del partido y ante un rival tocado como el Granada CF, el Real Valladolid tenía que dar un golpe sobre la mesa al inicio de la segunda parte. Todo estaba para la victoria. Nada podía ser otro resultado que no fuera el de los tres puntos. El Pucela los necesitaba y tenía todos los ingredientes para conseguirlos.

Con el escenario preparado y dispuesto, un nuevo golpe podría ser definitivo y éste llegó a los ocho minutos de la reanudación. Una jugada individual fantástica de Marcos André rompía el partido en favor de un Pucela al que sólo le iba a faltar consistencia. Con ella, el duelo estaría en el bolsillo vallisoletano pero nada más lejos de la realidad.

Apenas diez minutos después del segundo gol blanquivioleta, Domingos Duarte reducía distancias en un saque de esquina en el que el Real Valladolid no pudo estar más blando. Con todo, nuevo sufrimiento, como ante el Athletic pero en esta ocasión durante más de media hora.

Exigencia y sufrimiento

Sin consistencia, al Real Valladolid se le iba a hacer el partido largo. Le faltaba dominio, control y descaro. Los de Sergio González necesitaban dos o tres posesiones largas que dieran confianza al equipo. Sergio no lo creyó así pero realizó una triple sustitución que dio al equipo mucha frescura . El Real Valladolid volvía a presionar arriba y, ahí, el debutante João Filipe sentenció el duelo y dio más aire aún al Pucela.

Una presión alta, solitaria pero concienzuda valió para liberar al Pucela de presión en los cinco últimos minutos y para ratificar, a su vez, una victoria que vale su peso en oro y que viene a confirmar que el Real Valladolid tiene potencial para creer, confiar e ilusionar.