Un Real Zaragoza desnortado pierde ante el Mirandés
El Real Zaragoza volvió a perder un partido en La Romareda incidiendo en su debilidad como local, algo completamente incompatible con el ascenso. El equipo aragonés nunca pudo controlar el partido y sufrió mucho ante el rival burgalés. El sello de Carreras no se aprecia en la imagen del equipo en los partidos y se esperan refuerzos para enderezar el rumbo.
La primera parte no tuvo un dueño claro y los dos contrincantes se fueron alternando en el dominio del juego. Carreras se vio obligado a recomponer toda la zaga al cuarto de hora por la lesión de Iza, que se suma a las bajas de Bertran, Abraham y Rico en los laterales. El jugador del filial, Carlos Nieto, ocupó el carril izquiero, Cabrera pasó al eje de la zaga haciendo pareja con Rubén y Vallejo pasó a la banda derecha. Quizá no tuviera nada que ver toda esa recomposición en la zaga, pero a los tres minutos de producirse la reestructuración llegó el gol de Eguaras. Eso sí, fue en un rechace desde fuera del área tras una falta lateral y en un remate que solo se puede calificar como golazo.
El partido seguía sin dueño claro y los locales, en esa indefinición, sufrían mucho más de lo esperado y tan solo alguna galopada de Hinestroza mantenía las esperanzas de empate del club aragonés. Pero el Mirandés no concretaba ese empuje y el Zaragoza se iba estirando conforme pasaban los minutos. Pedro comenzaba a aparecer, algo que se antoja fundamental para que haya conexión en el ataque blanquillo, y Ángel se mostraba con más frecuencia. En una de esas acciones, el canario conseguía el empate. Queda claro que con Carreras se ha ganado presencia ofensiva con respecto al fútbol conservador que planteaba su antecesor. Simplemente con esa intención, con esa inercia y con la jerarquía que se le presume al cuadro aragonés, en La Romareda al menos, debería ser suficiente para amarrar los partidos en esta categoría. Y con eso, sin mucho fútbol, pero con esas otras 'cosas', el Real Zaragoza se fue con un empate en el marcador. Tan solo con la intención ofensiva de Carreras y con la jerarquía que se le presume al Zaragoza debería bastar para sumar en casa
El Real Zaragoza salió en la segunda parte asomándose por la portería del Mirandés. Pero en una jugada aislada, llegaría el segundo tanto de los burgaleses. Minutos de noqueo y pocos argumentos para soñar con la remontada. La ausencia de creadores en el centro del campo -algo que en teoría se solucionará esta semana con la llegada de dos refuerzos para el centro del campo- volvió a propiciar la salida de Sergio Gil por un Dorca que cada vez ofrece menos cosas al equipo.
Carreras se la jugó en los últimos 25 minutos dando entrada al último refuerzo. Debutó Jean Marie Dongou con 25 minutos por delante para empezar a demostrar cosas en La Romareda. Sorprendió la decisión de quitar a Pedro y de mantener a Morán, Sergio Gil y Diamanka por dentro, aunque el senegalés se tiró más hacia la banda para pasar a jugar un 4-4-2. Apenas tuvo alguna ocasión el Real Zaragoza. Un saque de esquina que remató desviado Cabrera y un buen centro de Ángel que apunto estuvo de rematar Dongou. Se encienden las primeras alarmas en las oficinas zaragocistas ya que el tren del ascenso se aleja demasiado.