La liberación zaragocista
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La victoria del pasado domingo frente al Real Sporting supuso una bocanada de oxígeno para una plantilla que comenzaba a sentir la necesidad de sumar para no verse metida en problemas. El Real Zaragoza celebró el triunfo en El Molinón como si de una liberación se tratase consciente de la importancia que tuvieron los tres puntos conquistados en Gijón.
El conjunto aragonés se quitaba un peso de encima después de vencer en el campo del Real Sporting por cero goles a uno. Dos momentos marcaron la importancia del botín obtenido por los de Natxo González en El Molinón: el penalti detenido por Cristian Álvarez y el pitido final del encuentro tras la prolongación.
La mala dinámica de resultados había metido al Real Zaragoza en una situación en la que la zona de descenso se acercaba de manera peligrosa y la parte de arriba de la clasificación se alejaba jornada tras jornada. Por ello, los tres puntos del pasado domingo han permitido a los blanquillos respirar y encarar el exigente calendario del mes de diciembre de una forma totalmente opuesta.
La reacción de los jugadores sobre el césped asturiano no fue una celebración cualquiera. Después de cosechar varios resultados negativos, el equipo aragonés soltó toda la rabia cuando Cristian Álvarez paró el penalti en la recta final del choque y cuando el colegiado indicaba el final del duelo.
Ahora, los de Natxo González preparan ya el partido que le medirá al Cádiz este sábado en La Romareda con intención de encadenar una segunda victoria consecutiva que metería al cuadro zaragocista muy cerca de las posiciones de playoff. Tres puntos de oro tras lograr el triunfo más celebrado en lo que va de temporada.