El Diocesano da la campanada y alerta a Escribá del trabajo que tiene por delante

Tal y como el Real Zaragoza saludó a su competición fetiche, se despidió. Un solitario gol en la primera parte de Sales desde el punto de penalti fue suficiente para superar a los blanquillos en el estreno de Fran Escribá como nuevo entrenador. Los zaragocistas naufragaron una vez más con una alineación repleta de titulares.

Desde los primeros minutos, el encuentro se inclinó a lo que quiso el CD Diocesano. Los balones divididos eran una constante y el Real Zaragoza vencía en las segundas jugadas. Esto le permitía tener la posesión del esférico e hilvanar series de pases en zonas poco provechosas. Los de Escribá enfrentaron un contexto de partido en el que tenían que ser ellos el equipo que propusiera ante un rival cerrado, compacto y con las líneas muy juntas.

Los pocos huecos y la estrechez del terreno de juego fueron razones de peso como para empezar a practicar un juego directo que no dio sus frutos. El Real Zaragoza se saltaba el centro del campo continuamente y el impacto de los extremos, sobre todo de Eugeni, era nulo. Como consecuencia del rimo bajo y de la relajación, Francés cometió un error en conducción en salida de balón y Margallo lo aprovechó para probar a Ratón, aunque su disparo se marchó alto en el minuto 17.

Los locales, intensos en las disputas, volcaban el juego hacia el costado izquierdo, donde Sales, su hombre más activo, puso en jaque a Gámez. El Real Zaragoza reaccionó y Mollejo fue el encargado de mandar el primer aviso serio con un disparo desde fuera del área que Cordero despejó con seguridad. El ímpetu en la presión le costó a Assan la primera amarrilla del encuentro, que la vio tras pisar a Mollejo.

El Diocesano se adueñó del encuentro con el paso de los minutos y tras un centro desde la banda derecha, Ratón cometió penalti sobre Sales. El gallego fue amonestado y el ‘6’ anotó la pena máxima en el 29’. El contexto del partido se volvió contrario a un Real Zaragoza que no supo sobreponerse al gol. Ni pisó área rival ni fue capaz de conectar con los hombres de ataque. Los jugadores se desesperaron con las decisiones arbitrales y Mollejo y Fuentes vieron amarillas. La primera parte acabó con 1-0.

Segunda parte

Vada y Bermejo fueron las soluciones a las que recurrió Escribá tras el paso por los vestuarios. Sustituyeron a Gueye y Eugeni, que pasaron de puntillas por el encuentro y no aprovecharon una ocasión propicia para reivindicarse. Los cambios revitalizaron al Real Zaragoza y los blanquillos adelantaron su línea de presión. Mucho más presentes en campo rival, generar por dentro fue una opción por primera vez en el partido.

En el minuto 65’, Guerrero reemplazó a Margallo en el Diocesano y Francho y Larra comparecieron en detrimento de Jaume Grau y Gámez en el conjunto aragonés. El ritmo del encuentro seguía siendo bajo y Bermejo era la única baza ofensiva a la que se agarraba el Real Zaragoza. Quiso con los cambios Escribá ganar en ataque introduciendo a un Larra que, desde el primer momento, aportó profundidad y dinamismo.

Precisamente, una internada del canterano del Athletic Club terminó con un claro penalti sobre Bermejo que el colegiado no señaló. Seguidamente, en el 71’, Francés peinó en el primer palo un saque de esquina lanzado por Bermejo, pero el remate se marchó alto. A falta de un cuarto de hora, el carrusel de cambios no esperó más: mientras Escribá agotaba sus cambios con Puche buscando una reacción que con Mollejo, el sustituido, no llegó, el Diocesano refrescó su equipo con la entrada de Pliego y Rivera por Rayco y González.

El conjunto extremeño se resguardó defendiendo por acumulación y el Real Zaragoza no pudo traspasar su muro. Los cambios interrumpieron los últimos minutos y en el 84’, Diego sustituyó a Viera. El Diocesano defendió su resultado y el encuentro acabó con 1-0. El Real Zaragoza, eliminado de la Copa del Rey.