Otro año perdido en el Real Zaragoza lejos del play off y con la amenaza del descenso

El Real Zaragoza sufrió otro duro varapalo al caer por 0-1 ante el Burgos este domingo en La Romareda. Un encuentro que arrancó con el homenaje a Cristian Álvarez y que acabó de nuevo en drama con críticas entre los aficionados blanquillos tanto a Miguel Ángel Ramírez como a Juan Carlos Cordero en una temporada en la que de nuevo la mirada ha pasado del play off de ascenso a lograr cuanto antes la permanencia.

El análisis del Real Zaragoza, por José Luis Sorolla

Un año más el objetivo inicial del Real Zaragoza ha virado su rumbo 180º y de mirar hacia los puestos de promoción de ascenso ya está dirigido hacia la zona de descenso y no tener que volver a sufrir más de lo necesario para conseguir la permanencia.

Si no se tuercen todavía más las cosas, el equipo blanquillo ya tiene experiencia de sufrir bastante más de lo esperado, el destino final de la 12ª singladura consecutiva por las turbias aguas de la categoría de plata será estar un año más en la categoría.

Todo ello a pesar de que, tras muchos años de no querer pronunciarse con claridad, desde el club se dijo que se quería estar luchando por los puestos de promoción de ascenso al final de la competición.

Esta temporada y tal y como va le está yendo al CD Tenerife, en junio el club maño puede quedarse en solitario como el equipo más veterano de la categoría. Un título que dista mucho de estar a la altura de sus emblemáticas seis Copas de España y Supercopa, en cuanto a competiciones nacionales o su Recopa y su Copa de Ferias en las internacionales.

Cinco puntos, un triunfo y dos empates, de 18 posibles, es el balance que presenta el grancanario Miguel Ángel Ramírez con seis partidos en su haber desde que se sentó en el banquillo a dirigir al conjunto zaragocista al comienzo de este 2025 y con toda la segunda vuelta de la competición pendiente de disputar.

El hartazgo de la afición maña es cada vez más patente y ya empieza a sentirse a flor de piel. Ramírez llegó y casi sin tiempo para saber exactamente la butaca que debía ocupar en el banquillo, ya pudo escuchar un sonoro grito desde la grada: ¡Ramírez vete ya!.

Evidentemente, en ese momento, su segundo partido como entrenador blanquillo, el público hacía patente su descontento sobre el isleño pero elevando la mirada hacia el palco presidencial, con la silla vacía como casi siempre, dada la ausencia habitual de su presidente estadounidense Jorge Mas.

Este domingo, contra el Burgos, la grada volvió a poner de manifiesto su descontento, aunque esta vez la justificación del malestar pasaba por el paupérrimo balance deportivo que, la experiencia les avala, son conscientes de que les conduce al sufrimiento.

Víctor Fernández, el técnico maño que dio la espantada a un partido de finalizar la primera vuelta en diciembre, ya ha salvado de precipitarse al abismo al equipo que le dio sus mayores glorias en dos ocasiones. Es harto improbable que haya una tercera vez, aunque puede que sea necesaria la aparición de un nuevo redentor.

A falta de disputar el Almería-Elche de la 27ª jornada, el Real Zaragoza sigue a 10 puntos de los puestos de promoción de ascenso, que podrían incrementarse hasta 12 en caso de victoria de los almerienses.

A falta de una jornada para encarar el último tercio de la competición de lo que se encuentran más cerca los zaragocistas es de la zona de descenso directo.

Los cuatro equipos involucrados estaban dando síntomas de estar poniendo muy barata la permanencia esta temporada, pero la victoria del Eldense ante el Deportivo ha elevado el listón de exigencia.

El Real Zaragoza acaba la jornada con un colchón de seis puntos sobre los alicantinos que pueden ver fortalecida su moral en la recta final de la temporada para tratar de mantener su reacción y meter a algunos de los rivales que ya a duras penas podían pensar que el peligro podía ser inminente.

La jornada además fue especialmente dolorosa para la afición blanquilla con el homenaje tras el anuncio de retirada del portero argentino Cristian Álvarez. A él le mostró su cariño, pero también subyació el pesar de ver que el hombre que ha ayudado a no naufragar la nave maña de manera más habitual de lo que sería deseable ya no va a estar en las próximas fechas.

El rosarino, nacido en General Lagos, llegó al equipo blanquillo en 2017, cuando su mente comenzaba a alejarse del fútbol profesional y sin embargo se reencontró en la capital aragonesa para convertirse bajo los palos en el último gran ídolo de la afición de una Romareda que también está despidiéndose de todos.

Cristian Álvarez ha sido en sus ocho temporadas como zaragocista el auténtico baluarte sobre el que se ha podido sostener en muchas ocasiones el edificio de la nonagenaria entidad. A partir de ahora ya no estará y eso la afición este domingo también lo sabía y era consciente de que los tiempos que se avecinan no parecen los mejores.