Más y mejor

El Sevilla ha cogido velocidad de crucero. Cada vez ofrece más y mejores síntomas y este sábado hizo ante el Deportivo lo que debía hacer. Plantarse en el campo con ganas, implicarse, ganar y dedicarle el triunfo a su entrenador, Eduardo Berizzo, que el mismo día que recibía el alta, veía a su equipo, con su amigo y segundo Marcucci al frente, vencer. Es la tercera victoria consecutiva en la Liga, y sigue sumando con una buena media. Pero sobre todo es una victoria bien fabricada, bien argumentada, bien corregida incluso en la segunda mitad, bien merecida.

El Sevilla realmente fue mejor y fue más. Si comparamos este Sevilla con el de hace un mes es evidente que el equipo hace mejor las cosas, y que también hace más cosas. Empieza a defender mejor, sobre todo en la segunda mitad. Lenglet y Geis se empiezan a asentar y dan más seguridad. Algunos futbolistas aportan más cosas. Nolito, por ejemplo. El de Sanlúcar dio una gran asistencia y empieza a colaborar activamente en tareas ofensivas. También crece Escudero, que fue una de las mejores versiones de la temporada. Subió, sorprendió, remató y también ayudó. Como ayudó Ben Yedder, que volvió a marcar, y como ayudó Krohn Dehli, que salió en la segunda parte en un acertado cambio de Marcucci y marcó el tanto que sentenció el partido y sostuvo al equipo.
El conjunto nervionense demuestra evolución y algunos jugadores aportan más que hace unas semanas, lo que beneficia al conjunto; ante el Deportivo tuvo más continuidad y más ritmo
En líneas generales, además, el Sevilla va subiendo su ritmo competitivo y va mejorando en continuidad de juego ofensivo. Es cierto que el de enfrente era el Deportivo, que no pasa por sus mejores horas, pero que sí que ofreció una buena cara y una buena imagen, sobre todo en la primera mitad.
Quizás fuera una de las primeras partes con más continuidad y más ritmo en el juego de toda la temporada en el Sevilla. A costa de esa constancia en campo contrario es verdad que dejó huecos, que concedió oportunidades relativamente peligrosas, pero al menos en campo contrario tenía mucha presencia, pisó mucho el área y los jugadores de segunda línea asumieron un protagonismo muy esperado en el conjunto nervionense, pero hasta ahora pocas veces visto. Sarabia, Nolito... quisieron asumir papeles principales en el partido desde el comienzo, y estuvieron tremendamente activos, como activo estuvo Escudero, que fue uno de los grandes argumentos ofensivos, no solo por lo que él generaba, sino por lo que permitía, que Nolito tuviera menos rivales hasta el área. 
El caso es que el Sevilla, por medio de Nolito, Sarabia, Escudero y las penetraciones de Banega, generó peligro. No fue la noche eficaz del Mudo, tampoco esta, que tuvo dos muy buenas en los primeros minutos del encuentro, pero sí que al menos el equipo ponía voluntad, entrega y casi siempre acierto. Pizarro, aunque prácticamente actuaba solo a la hora de barrer las contras deportivistas, cumplía, y atrás, salvo algún que otro susto, Lenglet y Geis sostuvieron la imbatibilidad del equipo ante algunas acometidas peligrosas gallegas.
Por todo ello, el gol que marcó Ben Yedder justo antes de ir a la caseta fue merecido. Porque el Sevilla tuvo más iniciativa y más ocasiones. Nolito, tras un saque de banda, asistió de manera brillante al francés, que mantiene una excepcional media anotadora y marcó el 1-0.
Cuando el nivel del equipo empezó a bajar, Marcucci lo enderezó de nuevo dando entrada a Krohn Dehli por Vázquez; el danés, además, fue decisivo al marcar el 2-0
Fue prácticamente la única vez que apareció de manera trascendental en el encuentro el delantero, pero ese es su sello. Aparecer y marcar. Por eso cuando no anota parece ausente.
El partido siguió en buen tono en la segunda parte, en buen ritmo y a ratos con buen juego. Cierto que con menos oportunidades, menos claridad en las ocasiones que en la primera mitad. Quizás porque los dos equipos pretendieron tapar algunas de sus vergüenzas o errores, pero sin renunciar al ataque, a la profundidad. De hecho el conjunto nervionense estuvo bastante más firme en defensa, más contundente y robusto. Lenglet se convirtió en capitán general de la zona y Geis se comportó en mejores condiciones.
Y seguro también porque el ritmo del partido dejaba consecuencias en forma de cansancio. Algunos jugadores, el primero Vázquez, bajaron enteros. El Sevilla, de hecho, bajó un punto de intensidad, algo que corrigió Marcucci con un buen cambio. Entró al campo Krohn Dehli por el Mudo y el equipo hispalense recobró de nuevo el pulso, el ritmo y el sitio, porque el danés aportó posicionamiento a la medular sevillista.
Para colmo de bienes, el nórdico remató su gran actuación tras saltar al campo con un gol que cerró el encuentro. Tras una dejada de Nolito atrás en la frontal apareció para sacar un disparo raso, centrado, pero seco. Y encontró la colaboración de Rubén para lograr el tanto. Un segundo gol que calmó el duelo y a toda la parroquia sevillista, que ve cómo su equipo logra su tercera victoria consecutiva en la Liga y se mete arriba de lleno, al menos en puntuación, y cerca de los cuatro primeros. 

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