Las primeras claves del Sevilla de Machín
Pablo Machín se estrenó al frente del banquillo del Sevilla en la tarde del pasado sábado, donde el equipo empató a uno frente al Bournemouth. Un encuentro en el que debutaron Vaclik, Roque Mesa y Amadou y que no dejó demasiadas sensaciones positivas pero como es normal en estos comienzos de pretemporada, sirvió para ofrecer los primeros destellos de lo que será este nuevo cambio de rumbo en la entidad.
Nuevo entrenador, nuevo estilo. Tal y como viene siendo habitual en los esquemas de Pablo Machín, el técnico puso en liza un 5-2-2-1 con una defensa de tres, flanqueada por dos carrileros y con un doble pivote táctico por delante. El nuevo jefe de filas utilizó el mismo sistema que tantos frutos le ha dado en el Girona, con Amadou insertado en el centro de la zaga y con Borja Lasso acompañando a Roque Mesa en la sala de máquinas.
Lejos del estilo de juego que el equipo presentó con Sampaoli o Berizzo, el juego de este nuevo Sevilla es mucho más directo, con jugadas horizontales y buscando la portería rival en jugadas rápidas. Y eso se vio nada más empezar. Uno de los principios básicos del técnico es compaginar ser protagonista pero sin demasiados riesgos. Por ello Machín insertó a Amadou en el centro de la zaga para forjar un inicio rápido de salida de balón, una probatura que dejó un buen estreno del fichaje pero que no maquilló la endeblez defensiva que acumula el equipo, con hombres como Carriço o Pareja.
Uno de las señas inequívocas de identidad de Machín es la capacidad que tiene el equipo justo cuando empieza a defender. El contar con cuatro medios enfocados en la parcela central le permite una capacidad de presión instantánea, aunque la adaptación de las piernas hará mejorar esta faceta en los próximos bolos.
Otra de los cambios en el equipo fue el de imponer a Correa en el flanco derecho, ocupando toda la banda en busca de tener más profundidad y aprovechar su zancada. Con Ben Yedder como referencia ofensiva, primer goleador de la pretemporada, el entrenador impuso por detrás a dos mediapuntas eléctricos, antes que utilizar a jugadores más técnicos para elaborar las jugadas. Es ahí donde residía el papel más importante de Borja Lasso, que ejerció como el cerebro del equipo desde atrás y no por delante de Roque Mesa.
También destacó el retorno a los terrenos de juego de Corchia, tras la lesión que le mantuvo alejado desde enero, y los minutos que obtuvo Arana en la segunda mitad, que está llamado a ser uno de los hombres más importantes del equipo este año.
Un empate que apenas sirve mucho más que para dejar las primeras sensaciones, aunque más allá de la latente endeblez defensiva, permitió vislumbrar los primeros detalles de lo que será este nuevo Sevilla de Machín.