Caparrós devuelve el derbi a Nervión

El derbi ha vuelto a Nervión, al Sánchez Pizjuán. Eran tres partidos sin que el Sevilla lograra imponerse al Betis tras dos derrotas y un empate. Ese empate lo logró precisamente con Joaquín Caparrós, que ha vuelto a tomar las riendas de su equipo y el equipo ha vuelto a disfrutar del derbi. La victoria regresa al Sevilla, aunque el partido fue equilibrado, tenso, con goles de calibre, con vaivenes, idas y venidas, con un Betis que no se dio por vencido y que en ningún momento perdió la cara al encuentro.

Pero el Sevilla tiene algo que el Betis no tiene, y quizás esos nueve puntos que distancian a unos y otros en la tabla sean la demostración. Tiene dinamita. Tuvo que hacer el Sevilla mucho menos que su rival para marcar sus tres goles. El Betis sin embargo, que hizo dos, uno de falta, tuvo ocasiones, pero se topó con un inmenso Vaclik y un nulo Jesé, que ante la portería se achicó.

Fueron las claves de un partido de mucha relevancia en las consecuencias. Porque el Sevilla enlaza cuatro victorias de cinco y se dispara en la tabla acosando la plaza de Liga de Campeones.

Por contra, el Betis sufre otro frenazo. Un frenazo que pone en peligro su clasificación europea aunque aún tenga opciones para asaltarla. Pero la irregularidad empieza a pesar demasiado.

La dinamita fue un factor clave en el partido. Cuando el Sevilla se acercó a Pau fue definitivo, tuvo instinto asesino. Cuando el Betis lo hizo ante Vaclik se echó de menos precisamente eso, instinto asesino

El Betis arrancó mejor el partido. No fue un derbi de mazazos tempraneros, pero el equipo verdiblanco se posicionó bien en el campo, ocupó mejor los espacios, sobre todo en el centro del campo, y entendió mejor la presión al rival, con un equipo más junto. El Sevilla no encontraba la forma para sacar la pelota y recurría a balones largos y rechaces en zona de tres cuartos. Cuando ocurría sí daba sensación de peligro, pero ocurría excepcionalmente. Mientras, el Betis lograba robar y además estaba suelto con la pelota. Eso sí, ni por un lado ni por otro el juego propio conseguía romper las defensas rivales. Apenas una mala y lenta salida de Vaclik provocó la ocasión más clara del encuentro hasta entonces, un disparo sin portero de Jesé que logró salvar Jesús Navas antes de que entrara. Fue el mayor peligro, originado en un error ajeno.

Y un error ajeno fue el que metió de hecho al Sevilla en el partido y para ponerse por delante en el marcador. Bueno, un error ajeno, de Mandi, que perdió la pelota ante el Mudo, y un buen hacer orquestado del Sevilla, que llevó rápido el esférico a la banda derecha donde combinaron Navas y Sarabia hasta que el madrileño hizo lo que mejor sabe, ser decisivo. Asistencia de lujo y Munir que entró a por todas de cabeza comiéndose a Canales para hacer el 1-0.

Era el minuto 25 y el partido, con el gol, cambió. Cambió de sistema hasta el Sevilla, que pasó a jugar de prácticamente un 4-3-3 a un 4-2-3-1, con Munir a la izquierda y el Mudo de mediapunta. Con el gol y ese ajuste, y con un posicionamiento más coherente del equipo en defensa y en ataque, el Sevilla mejoró. Su presión empezó a surtir efecto, robaba en campo contrario y ahí generaba, como en la jugada en la que Ben Yedder, tras gran pared con Vázquez, se encontró con un espectacular Pau, que salvó el 2-0.

Al Betis le costó reubicarse, pero poco a poco fue haciéndolo con la pelota, aunque el Sevilla ya estaba más junto a la hora de defender, no se veía obligado a ir arriba y además parecía haberle trasladado algo de nerviosismo a la defensa bética, que cayó un par de veces más en pérdidas de pelota peligrosas.

Un partido loco tras el descanso

La segunda parte comenzó algo loca, y obedeciendo poco a la lógica del partido. El Sevilla, que llevaba ventaja, se fue arriba adelantando líneas y presionando más en campo contrario, buscando el robo rápido. El Betis, que necesitaba el empate, se encontró más acosado atrás pero con espacios de sobra a la espalda de la defensa para los balones largos. Y así, en largo, llevó el equipo verdiblanco más peligro en 10 minutos que en casi toda la primera mitad. Peligro que tras los avisos de Jesé solventados por Vaclik se materializaron en un golazo de Lo Celso. Balón a la espalda de Navas que cazó Junior, que la puso de cine y que dejó pasar de cine también Jesé, para que el argentino se anotara un golazo imparable para Vaclik.

Los tres minutos siguientes mostraron un partido absolutamente diferente, con un Betis más seguro de sí mismo, que incluso volvió a llegar con peligro, pero de nuevo el Sevilla respondió con pólvora, de la buena. Una pérdida de Canales se convirtió en una conducción de Ben Yedder y una carrera de Munir, tras fallo de Emerson. Los dos se volvieron a aliar para que el francés pusiera en línea de fondo una maravillosa asistencia a su asistente, Sarabia. Así se lo reconocía en la celebración.

El Sevilla respondió rápido al empate, pero luego con el 3-1 se dejó ir demasiado pronto, y a la vez el Betis se lanzó a tumba abierta y jugando con buen criterio. Al final pesó la pegada

Y sin que el Betis apenas se diera cuenta, de hecho pareció no darse cuenta viendo la jugada, el Mudo Vázquez se marcó otro golazo de bandera. Nadie pareció percibir entre los verdiblancos que andaba solo por la frontal, solo Banega, que se la dio para que su compatriota se diera la vuelta y la clavara.

Quedaban entonces 25 minutos, y el Sevilla cobraba una buena ventaja. Una ventaja que en todo caso le hizo languidecer. Se echó atrás, Caparrós recurrió a un doble lateral para solventar los bajones físicos de su equipo (el propio Mudo, Banega) y el Betis, evidentemente, se fue arriba. El conjunto nervionense esperaba una nueva contra matadora, una nueva jugada que hiciera pagar el enorme riesgo bético en defensa a la hora de sacar la pelota. Pero no gestionó bien los robos y por contra el Betis, con Joaquín y Tello ya en el campo, buscó profundidad y empezó a meter balones al área.

El resultado deja al Sevilla en puesto Champions provisional y al Betis lo frena en su carrera por Europa, aunque aún tiene tiempo de reacción

El Sevilla quería llevar al Betis al centro con la doble defensa a los nuevos incorporados, pero fue por el centro donde Lo Celso, el mejor verdiblanco en el campo, percutió para sacar una falta que de nuevo Tello, se encargó de convertir en un golazo. Increíble que el ex del Barça tenga que hacer quimeras para ser titular en el equipo con el peligro que atesora, ya sea en jugada o a balón parado.

El marcador se apretó y el partido, más aún. El Betis insistió y el Sevilla apenas pudo hilvanar alguna contra peligrosa. El equipo nervionense además notó el cansancio, aunque tampoco el Betis anduviera mucho más fresco.

Con saques de esquina, balones al área y merodeando el área sevillista el Betis se cerró un derbi que dispara al Sevilla y frena al conjunto de Setién. Un derbi intenso, equilibrado, pero en el que la dinamita estuvo del lado sevillista.