Buenas tablas para la tabla en el Wanda

El Sevilla ha logrado en el Wanda Metropolitano un buen empate en el sentido más completo de la palabra. Buen empate por lo que significa en la clasificación, pues el Sevilla mantiene a la misma distancia de dos puntos al equipo de Simeone. Buen empate porque el Sevilla, aunque se adelantó en el marcador, pudo bien irse lamentando la derrota porque en la segunda mitad Carrasco pudo penalizar el peor rendimiento. Y buen empate porque, a lo tonto, entre críticas, el Sevilla enlaza siete puntos en tres partidos en los que ha visitado a dos rivales directos, el Getafe, al que venció, y al Atlético, al que mantiene a distancia y con el golaveraje igualado. Por todo ello el Sevilla y los sevillistas pueden irse contentos este sábado a casa. Salva una pequeña final sobreviviendo y quedándose en puestos de Liga de Campeones.

En cuanto al partido, el conjunto de Lopetegui hizo cosas buenas, sobre todo en la primera parte, y cosas malas, sobre todo en la segunda, en la que perdió el control del partido con un manejo discutible de los cambios por parte del técnico vasco.

Eso sí, el Sevilla sigue mostrando cara competitiva, y más en partidos que lo exigen. Hubo fallos, sí (de Diego Carlos en el 1-1 y en una acción de Carrasco, de Jordán y Koundé en el 1-2...), pero eso no quita que luego todos protagonicen acciones de mérito cuando la cosa se pone fea, es decir, cuando el Atleti aprieta y el cronómetro avanza. Es señal inequívoca de que el conjunto nervionense puede ser irregular, pero no se cae, no se vence. Y por eso, con sus más o sus menos, está donde está.

La primera parte fue un auténtico caos, una auténtica locura. El mero hecho de que se marcaran cuatro goles en un partido que se presuponía cerrado, entre dos equipos aguerridos, lo demuestra. La intervención del VAR fue decisiva y además tanto Atlético como Sevilla fueron realmente trascendentes en las áreas. Cada vez que pisaban la del rival solían hacerlo con peligro. Y eso, que en principio el encuentro iba a ser cerrado.

El Atlético salió mejor, embotellando al Sevilla en su área, al que le costaba salir con la pelota controlada. Eso sí, cuando por el control de la zona de rechace o por una construcción bien completada por los de Julen la pelota sobrepasaba el mediocampo local, ahí llegaba el peligro. Cada vez que el Sevilla, por medio de Ocampos, por internada de Navas o por llegada de Suso se acercaba al área, ocurría algo. Y después de que Oblak salvara un primer tiro de Suso, el peligro se hizo gol en una gran internada de Navas continuada con inteligencia por Jordán y rematada con calidad y efectividad por De Jong, que de nuevo dio lo mejor de sí ante un rival grande.

Al Sevilla, que quería copiar el partido de Getafe, se le ponía todo de cara para desarrollar un partido a su gusto. Pero le duró poco la alegría y la estrategia porque llegó entonces la intervención de VAR. Una mano dudosa, o no muy clara, de Diego Carlos fue considerada penalti por Hernández Hernández, que lo revisó en el monitor.

El empate de Morata de penalti vino seguido de un error en la salida de balón de Jordán y seguido por un mal posicionamiento de Koundé, que permitió a Joao Felix internarse y marcar con su colaboración por cierto.

El Atlético que había ido por detrás en el marcador se ponía por delante. Y el Sevilla, que había ido por delante, reaccionaba al verse por detrás. Esta vez con una buena jugada de Navas de nuevo y Jordán por la derecha que acabó en un casi gol de Reguilón y en un penalti, VAR mediante, claro a Ocampos. El mismo argentino cumplió su decena de tantos ante Oblak.

Llegó el descanso casi suplicado por todos, incluido Hernández Hernández, cuyos gestos también delataba que vivía la tensión del partido, las decisiones, el VAR. La interrupción fue un descanso para todos.

La segunda mitad del Sevilla fue, salvo los primeros 10 minutos, en los que mandó con la pelota, bastante limitada y rácana. En fase ofensiva ni se acercó a Oblak quitando esos minutos iniciales, aunque en defensa se mantuvo a buen nivel, sobre todo en acciones aéreas. Ese bajón del Sevilla coincidió con los cambios de Lopetegui, que retiró a Suso por En Nesyri y eso cambió la tendencia del partido. No es que el gaditano estuviera haciendo un grandísimo partido, pero el cambio de sistema, la falta de un jugador más seguro con la pelota, provocó que el Sevilla perdiera el control, el balón, y el Atleti se instalara en campo contrario, con lo que ello conlleva. De hecho, tuvo dos ocasiones claras el Atleti, ambas en los pies de Carrasco, una salvada por Vaclik y otra fallada de forma inexplicable.

Pero el Sevilla es verdad que resistió con entereza, entendió el encuentro en defensa (bien Gudelj, Koundé, Reguilón...) y sobrevivió a la presión local. Era lo que precisaba el partido, porque las tablas en el Wanda eran buenas antes de empezar el partido, fueron buenas durante el partido y son buenas a posteriori.

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