El Papu tira de la tropa

Tras tres empates, el Sevilla ha vuelto a la senda de la victoria. Lo ha hecho ante un Elche correoso, peleón, pero que sucumbió a la insistencia sevillista, sobre todo en la segunda parte. Aparecieron en el equipo nervionense los futbolistas llamados a coger galones, a desatascar partidos como este, a poner luz en noches grises. Lo hizo el Papu, que lleva un mes siendo de lo mejor del Sevilla, que asume responsabilidades, que pide la pelota, que se acerca al área y que además empieza a coger cadencia con el gol. Una acción suya, más bella en la generación que en la definición, puso de cara un encuentro que no pintaba muy bonito hasta entonces, en el que el Sevilla, una vez más, tenía las ocasiones claras, pero no terminaba de rematarlas.

El Elche planteó un encuentro incómodo, con muchas interrupciones, y una vez superado un primer tramo de encuentro en el que el Sevilla no marcó, empantanó el duelo, tanto que se resolvió en su parte final.

Está Sevilla renovado aún acoplando sus nuevos elementos. No solo Martial, que ya aparece (asistencia), o el Tecatito, que ha caído de pie y es un desequilibrador nato, sino también esas piezas recuperadas, como En-Nesyri. Al delantero goleador del Sevilla le queda mucho aún para ser el que comenzó el curso o el de la temporada pasada, y lo demostró en su primera mitad. Pero mientras ordena y acopla esas piezas, mantiene el equipo de Julen, como martillo pilón, un ritmo constante. Siempre genera ocasiones (en Pamplona o Mestalla no las metió, pero las tuvo), concede poco y solo le falta quizás encontrar esos puntos de calidad como los de esta noche para amarrar los partidos con más seguridad.

Tecatito finta, En-Nesyri falla

El Sevilla salió animoso, pisando área pronto y con Tecatito entrando en juego a las primeras de cambio, lo que suele ser sinónimo de peligro. Piso área, forzó saques de esquina y puso tensión en el encuentro el conjunto de Julen, aunque sacó poco fruto de ello. Y eso que pudo adelantarse en el marcador con una clara ocasión de En-Nesyri, al que dejó solo el Tecatito con un pase maravilloso. Se le hizo de noche al marroquí. Esa ocasión, que fue el epílogo o el cierre de ese inicio de partido, vino por espacios a la espalda de la defensa ilicitana, que estuvo bastante adelantada e invitando a buscar pases largos al espacio con el africano, el mexicano y Martial. Pero confundió un pocos los términos el Sevilla. No interpretó bien el modus operandi del encuentro en esos minutos. Y acabó abusando del balón largo, originando pérdidas, y por consiguiente cortocircuitando su propio ritmo de partido. Por el contrario, cuando los laterales o los atacantes se hacían el espacio y daban la opción de pase largo, no estuvieron demasiado precisos los Diego Carlos, Acuña o Rakitic, encargados habitualmente de esos largos desplazamientos.

El partido, por tanto, con un Elche que además se trabajó y fomentó las interrupciones en el juego de manera inteligente, entró en una fase muy irregular en la que el Sevilla no se encontraba a sí mismo ni a través de ataques rápidos ni lentos, aunque seguía contando con las acciones del Tecatito y alguna intervención del Papu por dentro que dieron opción a ocasiones. Una de hecho muy clara de nuevo de En-Nesyri, que no llegó a rematar con la diestra solo ante el portero tras un rechace de Badía a remate de Rakitic.

Más decisión, buenos cambios

La primera parte la acabó un poco frustrado el Sevilla. No encontraba sus mejores virtudes en el juego y no veía por donde sacarlas a relucir. Pero Lopetegui debió hacer limpieza de mente en el descanso porque la realidad es que el equipo saltó al campo tras el descanso muy enchufado. Más presión, más efectivos en campo contrario y un cambio, de Munir por su errático compatriota En-Nesyri. El Haddadi estuvo más chisposo que Youssef, más presionante y también ofreció más precisión y posesión, además de también mantener el temor del balón a la espalda a la defensa del Elche. Pero el equipo, más que por el cambio, mejoró porque tuvo continuidad en el juego. Con más jugadores en campo contrario, con una banda más activa y Martial de punta, la presión era más efectiva, y el Sevilla empezó a ahogar al Elche con llegadas por ambas bandas, faltas, saques de esquina, remates... Es cierto que le costó encontrar el gol, pero la entrada de Delaney y Rafa Mir (por Jordán y un Tecatito agotado y golpeado) mantenían ese nivel más atosigante del conjunto hispalense. En todo caso, el que desatascó el partido fue el Papu, que lleva un mes a su mejor nivel y también haciendo goles que valen puntos. El de este viernes los vale. Su penetración, sus fintas, permitieron un remate algo más claro que los anteriores, y aunque su ejecución fue defectuosa, tan cerca del área todo es peligroso, el rechace en un defensa acabó colándose y el Elche acabó desinflándose.

El plan de partido ilicitano se había desmontado y si hasta entonces a Bono lo habían visto bastante lejos los jugadores de Francisco, con alguna salvedad, con el 2-0 tampoco cambió demasiado la dinámica. Es más, el Sevilla encontró más espacios y los explotó. Martial tuvo esta vez tras un partido algo gris su punto de brillo con una asistencia a un Rafa Mir que la puso perfecta de cabeza para decidir el partido.

Poco más hubo que discutir en el encuentro. El Sevilla se encargó de dormir el partido, el público de pasarle factura a Edgar Badía por sus pérdidas de tiempo del resto del encuentro y el Elche ya no presentó batalla. El equipo de Lopetegui recupera la sonrisa, vuelve a ganar tras tres empates y deja claro que perseguidor en la dura carrera por el título solo hay uno por ahora, el Sevilla FC.