El regreso de Lamela, un motivo para sonreír
Pocos síntomas positivos se pueden encontrar en el Sevilla FC en estas últimas semanas. Un equipo que se despidió del sueño de levantar la séptima Europa League en casa, ante su público, y que prácticamente da por cerrado el curso habiendo dicho adiós a la pelea por LaLiga, aunque ya con los deberes de la Champions hechos. De aquí en adelante, con nueves partidos aún por disputar, al cuadro hispalense no le queda otra que encontrar argumentos por los que luchar y objetivos con los que ilusionarse. Con victorias de peso, la recuperación de sensaciones o de efectivos importantes. Alternativas como la de Erik Lamela, quien este domingo volvió a sentirse futbolista.
Cuatro meses han pasado ya desde que el argentino sufrió una lesión en el manguito rotador del hombro derecho. Una lesión que le llegó en el peor momento, cuando mejor estaba, y que le ha privado de poder ayudar al Sevilla FC en el tramo más importante de la temporada. Aun así nunca dejó de trabajar y en las últimas semanas ha agilizado su puesta a punto para regresar cuanto antes al grupo.
Lamela volvió a sentirse futbolista
Aunque él mismo reveló que no estaría hasta después del parón, las sensaciones eran positivas y Lopetegui lo incluyó en la lista para el duelo ante la Real Sociedad. Viendo las necesidades ofensivas del Sevilla FC, el técnico apostó por él en los últimos 25 minutos de encuentro. Una ovación atronadora le recibía en el Sánchez-Pizjuán, ansioso de recuperar la alegría de un jugador clave en los primeros meses de competición.
Y pese a su inactividad, dejó gratas sensaciones. Le aportó frescura, chispa y vértigo al equipo, con un par de incursiones que inquietaron el marco que defendía Álex Remiro, aunque sin suerte de cara a gol. Un 'redebut' cuando menos positivo y que al menos, dejando a un lado los resultados, brinda al sevillismo motivos para sonreír.