Dicen los que viven en el fútbol que las planificaciones no arrancan en junio, sino que lo hacen mucho antes, muchos meses antes. Evidente, en todos los clubes empiezan a pensar en el futuro incluso previo al final de año -como ejemplo, la operación de Alfon-, pero nadie puede ocultar que el acelerón, más cuando tienes que cambiar enésima vez de entrenador, se pega a finales de mayo... a menos que seas el Sevilla. En Nervión, todo paralizado hasta que se tome la decisión.
Porque la realidad es que en el Sevilla, actualmente, se trabaja a dos velocidades muy diferenciadas. Mientras el consejo de administración siente la presión -aún más- e intenta acelerar la toma de decisiones, la dirección deportiva, de momento, trabaja a bajas revoluciones.
Víctor Orta y su equipo continúan sin tener comunicación alguna sobre su futuro y, por el momento, se limita a trabajar con total normalidad. Se estudia, se observa y se piensa, pero no se toma decisión alguna.
Es lógico, ya que ni el director deportivo ni sus ayudantes saben si continuarán en el Sevilla y tomar cualquier decisión, que además no tendría el respaldo suficiente, parece innecesario. En stand by a la espera de noticias.
Dos de los ejemplos más llamativos en esta situación son la del entrenador y la de Suso. Víctor Orta tiene decidido a su candidato -Imanol Alguacil es su preferido- para entrenar al Sevilla la próxima temporada, pero de momento no puede más que tantear la situación. Ni negociaciones, ni promesas, ni condiciones, no puede mover ficha.
Y como consecuencia, renovaciones como la de Suso. El club está dispuesto a cerrar su continuidad y el jugador, como os contábamos este lunes, también quiere dar el paso, pero necesita escuchar la opinión de su futuro entrenador... y aún no sabe quien será.
Hay trabajo realizado, hay movimientos estudiados y líneas marcadas, pero la realidad es que la dirección deportiva del Sevilla, que trabaja con cierta normalidad aún, está totalmente paralizada a la espera de una decisión final.