Dos años de la final de Budapest, el punto de inflexión hacia la decadencia
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El 31 de mayo de 2023 doblegó a la Roma en el Puskas Arena para ganar su séptima Europa League
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El Sevilla ha pasado en dos años de tocar el cielo a rozar el infierno
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Monchi celebra la clasificación europea del Aston Villa... ¡Y el sevillismo pide su regreso!
Hace dos años, solo dos años, el Sevilla FC volvía a tocar el cielo con las manos, alzando al de Budapest su séptimo trofeo conquistado de la UEFA Europa League. De la mano de José Luis Mendilibar, el club nervionense doblegaba a la Roma en la tanda de penaltis y cerraba de la mejor manera una temporada que sería complicada durante casi todos los meses, hasta que llegó un señor de Zaldívar y empezaron a darse los clásicos milagros europeos en clave sevillista.
En la capital de Hungría se produjo el mayor desplazamiento a una final de sevillistas que se recuerda, con las nuevas generaciones viviendo lo que le habían contado, y aunque eran inferiores en número a los romanos, el Puskas Arena se convirtió en una suerte de Ramón Sánchez-Pizjuán. Dybala adelantó a los de José Mourinho antes del descanso, pero el Sevilla empató con un gol de Mancini en propia puerta tras centro de Jesús Navas y hostigamiento de En-Nesyri.
El Sevilla celebró la UEFA Europa League como se merecía el hito, pero prácticamente desde el día siguiente llegaron los problemas. Se deslizó que Monchi quería marcharse, como así fue, la renovación de Mendilibar costó, llegó un Víctor Orta que no creía en el vasco y se abrió un cisma en la entidad del que han desembocado todos los problemas.

El declive en dos años
Si el 1 de junio de 2023 -el partido acabó pasada la medianoche- el Sevilla celebraba un nuevo título europeo, la clasificación para la Supercopa de Europa y para la UEFA Champions League, y soñaba con un nuevo periodo de éxitos, el 31 de mayo de 2025 se encuentra en uno de los periodos más negros de los últimos tiempos. Se ha salvado del descenso por solo un punto, y hay otro presidente, otro director deportivo, tras Mendilibar han pasado cuatro entrenadores y en estos momentos el puesto está vacante, y el descenso de competitividad es alarmante. También en términos económicos, la entidad está muy tocada, por no hablar de la galopante crisis societaria y social que atraviesa.
De los que disputaron aquella final de Budapest, solo quedan en la plantilla Loïc Badé, con muchas papeletas de marcharse este verano, Gudelj, Marcao -jugó los minutos finales de la prórroga- y Suso, cuyo futuro está en el aire al terminar contrato el próximo 30 de junio. También salió al final Joan Jordán, que vuelve tras la cesión al Deportivo Alavés.
Ahora, el club, dos años después, planifica una temporada 2025/26 con la presión de que la mejoría no solo es deseable, sino necesaria. Todo lo que sea rendir peor que este ejercicio, supondrá un descenso que comprometería la viabilidad futura del club. Dos años han pasado. Cómo ha cambiado este Sevilla.