La polémica estaba servida

Por si algo le faltaba al Sporting este domingo en el que no era capaz de "levantar cabeza", tal y como sentenciaba el delantero Carlos Castro al término del encuentro ante el Alavés, era recibir hasta dos penaltis en contra en menos de 10 minutos. El primero, cometido por Meré, aunque en principio parecía riguroso, más tarde se pudo confirmar que estaba bien penalizado y era más innecesario que otra cosa. El segundo, de Amorebieta sobre Deyverson, fue un leve codazo del zaguero rojiblanco con el que el colegiado no dudó en conceder la pena máxima.

Tras observar la repetición de la acción de Meré sobre Santos en el minuto 57, la conclusión es que el penalti existe. Si bien no era necesario que el zaguero del Sporting entrara a esa velocidad a por un balón que ya estaba perdido y se dirigía sin frenos hacia la línea de fondo. Un penalti tan bien pitado como inevitable que supuso el segundo mazazo para el equipo gijonés. El albiazul que recibió el derribo de Meré es el encargado de poner el 0-2 en el marcador.
Por otro lado, en el minuto 65, tan sólo un minuto después de que Deyverson entrara en el terreno de juego para sustituir a, precisamente, Santos, Amorebieta se encontraba en el área rival pugnando por un balón aéreo. En el movimiento de salida, el brazo izquierdo se le dispara y va a parar al cuello del jugador albiazul recién llegado al partido.
Deyverson cae y, con más rigurosidad que razón, Gil Manzano vuelve a conceder la pena máxima, provocando así que Edgar Méndez anotara el tercer tanto del equipo vitoriano, acabando con casi todas las opciones del Sporting de remontar un encuentro que estaba perdido desde que bajaron los brazos al inicio de la primera mitad. Para más inri, Amorebieta vio la amarilla en esa acción y, con 13 cartulinas gualdas, está más cerca de volver a ser baja por sanción, a tan sólo dos tarjetas de distancia del tercer ciclo en esta temporada.