Como un Rayo
El Sporting se ha impuesto al Rayo Vallecano, al líder de la categoría, en un partido por todo lo alto y cargado de emoción. Los de Baraja se llevaron la victoria, la quinta consecutiva, ante un gran rival que demostró su lugar en la tabla. Una clasificación que sigue escalando el conjunto gijonés, a sólo dos puntos ya del ascenso directo.
Arropado por la grada, engalanada con el mosaico a Quini, al Sporting no le asustó la entidad del contrincante. Ante el líder, y con la alineación esperada, se mantuvo fiel al ideario de Baraja. Salió con el ímpetu que acostumbra, dispuesto a tomar ventaja en sus 10 primeros minutos fetiches. No lo consiguió por poco, porque a punto estuvo de hacerlo en el 12' tras una falta directa de Rubén. El balón impactó en el larguero.
El Rayo Vallecano, eso sí, también quería demostrar su condición. Tocándola, con sus centrales abiertos, asegurando el pase en la construcción y avisando a Mariño cada vez que podía. Sobre todo desde fuera del área. Primero con Unai López y después con Bebé.
En la recta final del primer tiempo el Sporting también tuvo su ocasión. Lo intentó Carmona, empequeñecido hasta entonces por las subidas de Calavera. Su disparo, el del balear, lo despejó el meta Alberto.
Tras el paso por los vestuarios el Sporting se congeló. Tanto que el Rayo mereció adelantarse en el marcador. Lo evitó la mano de Sergio, en el 52', tras un disparo de Raúl de Tomás. Eso despertó a los rojiblancos, además del cambio de Nano Mesa por Rubén. Precisamente el canario se asoció a la primera con Santos, quien después, gracias a su conducción, tuvo una buena oportunidad para batir a Alberto.
Faltaban 30 minutos y, definitivamente, se perdió el respeto. O el temor a las virtudes del rival. El Molinón se dio cuenta de ello y, por fin, se acaloró. El escenario perfecto para el 1-0 en el minuto 67. En un robo y galopada de Jony para Santos, que en su pase a Carmona despejó para dentro el visitante Gorka. Locura en las gradas. Y aún pudo ser mayor acto seguido si Alberto no se hubiese lucido para impedir el 2-0 de Santos.
Baraja, entonces, dio entrada a Nacho Méndez por Santos, recuperando el sistema inicial y, de paso, para contrarrestar la última ofensiva del Rayo, que ya había dado entrada a Javi Guerra. En cualquier caso, los últimos 15 minutos fueron de infarto. Con Mariño en plan estelar ante todo aquel que amenazase su imbatibilidad. Se impuso a Bebé y, sobre todo, a Raúl de Tomás para mantener su portería a cero y, lo más importante, conseguir la mejor de las victorias. Un triunfo, el quinto consecutivo y octavo en El Molinón, con el que el Sporting se queda a sólo dos puntos del ascenso directo.