Con mascarillas y guantes: el ladrón que se beneficia de la Covid-19 en Gijón
La Covid-19 está llevando a la población a límites antes no vistos. La pandemia mundial está provocando unas medidas sanitarias para intentar controlar el virus de la mejor manera posible. Pero esas medidas, favorecen a otros protagonistas. En Gijón se ha visto un caso en el que alguien se ha visto favorecido de estas medidas por el coronavirus para realizar un hecho delictivo.
Un joven, de entre 20 y 25 años, según testigos, robó ayer en un estanco del barrio de la Calzada. Con mascarillas, guantes y a punta de cuchillo. Esto hizo que, a pesar de las cámaras de seguridad de entidades bancarias y el propio estanco, que el joven no haya sido identificado aún. La policía insta a que la ciudadanía colabore para encontrarlo.
Desde el negocio sacan el lado positivo: "por suerte estamos todos bien", en un atraco que se saldó sin heridos. Un hurto rápido y en el que el dueño del establecimiento poco pudo reaccionar. Sin quitarse la mascarilla, sacó un "cuchillo de caza de grandes dimensiones" y exigió que se le entregase todo el dinero de la caja en una bolsa. Como el local acababa de abrir, el único botín en metálico era el cambio previsto para el día, en billetes pequeños de 20 y 10 euros.
Pese a que en un primer momento de tensión el joven se mostró enfadado y exigió más dinero, al ver que el empleado no le mentía se conformó con que le entregase unos cuantos paquetes de tabaco y emprendió su huida dejando ilesa a su víctima.
Una organización de la policía sin premio final
El dueño del estanco llamó rápidamente a la policía, que acudió iso facto, y trató de alcanzar al ladrón intentando cerrar las principales vías de escape, pero no lo consiguieron. El mismo establecimiento sufrió un robo hace unos años, del que sí quedaron secuelas más graves. El propietario fue apuñalado después de que dos hombres lo asaltasen en una calle próxima a la de su negocio, por la noche, cuando había finalizado su jornada laboral.
La apuñalada le ocasionó heridas en una pierna, aunque su salud nunca llegó a correr peligro, y le habían pinchado las ruedas de su coche para evitar su huida. Esta vez el coronavirus ha ayudado a que alguien saque su peor versión y se ha visto favorecido por la situación.