El hat-trick de Catalán en cinco años: deportivo, social y económico

Francisco Javier Catalán Vena, con 34 años recién cumplidos, fue elegido presidente del Levante el 7 de enero de 2010 y en estos cinco años en los que se han mezclado los éxitos deportivos, como los cinco años en Primera o la participación en la Europa League, con los económicos, hay una cifra que se repite y es el 58. Es el número de fichajes que ha realizado el conjunto granota bajo el mandato de Quico y también los millones de euros en que se espera haber reducido la deuda al término del presente ejercicio.

Catalán fue elegido por primera vez presidente en una Junta de Accionistas que no hacía sino confirmar el cambio de rumbo en el club granota pues meses antes el nuevo máximo responsable ya venía ejerciendo de director general bajo la administración concursal. El Levante se deshacía de los José Antonio López Lara, Jesús Serna y compañía y entraba en una era donde la forma de hacer las cosas no tendría ya nada que ver con la anterior etapa. Poco a poco se fue profesionalizando el club y una de las marcas de la casa de Quico ha sido delegar, empezando por la parcela deportiva donde Manolo Salvador, primero como secretario técnico y después como director deportivo de pleno derecho, ha tenido mando en plaza a la hora de hacer y deshacer la plantilla, siempre con el apoyo de un presidente que, eso sí, ha llevado tal ajuste económico que se han roto operaciones por unos miles de euros.
En todo este tiempo, son muchas las decisiones tomadas empezando por los futbolistas fichados, un total de 58 desde Rafa Jordá en el mercado de invierno de 2010 hasta Toño García. Algunos de ellos jugadores que han dejado un rendimiento tanto deportivo como económico muy importante para el club como los Caicedo, Koné, Martins, Iborra o Keylor Navas, por los que se sacó alrededor de 30 millones de euros en traspasos.
Por el mandato de Catalán han pasado cinco entrenadores, el primero de los cuales ya estaba cuando él accedió a la presidencia como fue Luis García. Luego llegó Juan Ignacio Martínez, posteriormente Joaquín Caparrós, seguido por Mendilibar y, con la destitución de este último, Lucas Alcaraz. Ha tenido que ser en la recta final de su mandato cuando Quico ha destituido a su primer técnico, en el caso de Mendilibar y también este lustro se ha caracterizado por unos idilios con los entrenadores que se han ido enfriando con el paso de los meses en cada caso. De todos modos, por encima de esto ha destacado el éxito en el terreno deportivo, militando cinco años ya en Primera y con la participación en la Europa League en la campaña 2011-12.
Lo peor, sin duda, las sombras de presunto amaño de dos partidos, el Levante-Deportivo que de momento quedó en agua de borrajas y que terminó con casi todos los jugadores señalados por Barkero fuera del equipo, y el Levante-Zaragoza, por el que el fiscal Anticorrupción ha presentado una querella contra 18 miembros de la plantilla de la 2010-11, una querella de la que tanto el club granota como Catalán han quedado a salvo. Y, en cuanto a la marcha del equipo en la presente temporada, los últimos resultados de 2014 y el primer partido de 2015 ante el Atlético, con cinco jornadas sin ganar, han dejado a los granotas a un punto de las posiciones de descenso, algo que ha generado incertidumbre y más prisa de lo habitual en acudir al mercado de enero, donde todavía no han tenido suerte tras la espantada de Oriol Riera.
En cuanto al área económica, el dato más importante es la reducción de la deuda en alrededor de 58 millones de euros o al menos es lo que se espera cuando finalice esta campaña. Catalán cogió las riendas del Levante con un pasivo de 88 millones que, tras la quita aprobada por el juez y acordada en la Junta de Acreedores, quedó en unos 62 y la previsión es que se quede en cerca de 30. Para ello también hubo que llegar a un acuerdo este verano con las dos entidades financieras y la Agencia Tributaria, principales acreedoras, para reestructurar esta deuda como a largo plazo, dándole oxígeno al futuro económico de la entidad de Orriols.

La masa social se ha cuadruplicado en cinco años

Por último, el Levante no se ha limitado a intentar permanecer en Primera y pagar la deuda en estos cinco años. Una de las obsesiones de Catalán ha sido crecer a nivel social y, desde el descenso en 2008, casi se ha cuadruplicado el número de abonados, pasando de menos de 5.000 socios a más de 18.000. Además, se han sumado nuevas secciones deportivas como el futsal con el Levante Dominicos-Maristas, que compite en la élite nacional; el balonmano con el club Marni; o el futbol playa. Aunque otras joyas de la corona son Levante Masclets, la sección de deporte adaptado del club con estandartes como David Casinos o Ricardo Ten; y el proyecto Di-Capacidad base del equipo EDI para discapacitados intelectuales.