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Santi Mina: el 'chico de oro' de A Madroa que tiene cautivado a Nuno
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Santi Mina: el 'chico de oro' de A Madroa que tiene cautivado a Nuno

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Manu Gimeno

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Santi Mina ha dejado huella en la estadía de Austria. Nuno ha visto en el gallego a un futbolista que le puede dar la alternativa en punta a Paco Alcácer y en la banda derecha puede pelear de tú a tú con Rodrigo o Feghouli. Lo dicho, este joven es una auténtica mina, un filón, una beta de oro que se ha encontrado el club ché y que ahora hay que saber rentabilizar dándole confianza y continuidad. El muchacho tiene físico y cabeza para ser importante y en pocos años está llamado a convertirse en una de las grandes figuras del fútbol español. A sus 19 años, le llega la oportunidad del Valencia, puede ser pronto para algunos, pero sólo lo sabe el destino, Santi está preparado para afrontar este reto. 

Pocas veces aparecen 'joyas' como la de Miguel Quintana en Ecos del Balón que explica a las mil maravillas la evolución futbolística de Santi Mina enmarcada en un contexto determinado y detallando lo que ha significado su paso por el Celta, una figura, que pese a su juventud, cambió toda la filosofía de un club como el celeste. En 2007 se abre un nuevo panorama en el Celta de Vigo con el descenso a Segunda División, un éxodo que duraría cinco años y que hizo agudizar el ingenio y sobre todo cambiar la filosofía de la entidad: tocaba potenciar la cantera, solventar la deuda y sacar jugadores de élite en busca de estar en máxima categoría del fútbol español muchos años.

La venta de media cantera celeste

El objetivo pasaba por no volver a cometer los mismos errores que le habían llevado al club casi al abismo económico y a malvender todos el talento que salía de A Madroa. El club reordenó sus prioridades y desde entonces la cantera lo era todo: no había dinero para fichar y encima se malvendía los jóvenes talentos y con ellos la identidad del del Celta. El objetivo era claro el Celta tenía que ser una institución saneada, de cantera y con el toque como principal virtud de su juego. Las tempranas ventas de Rodrigo, Denis y Joselu fueron una cura de realidad porque ellos estaba llamados a ser el Celta del futuro, pero con ellos se salvó el presente.
Más importante que el ascenso en 2012 y de la permanencia en 2013, lo que les reafirmó la identidad del Celta fue que se logró con una plantilla llena de canteranos con dos jugadores como Rubén BlancoIago Aspas que ellos solos firmaron la salvación en una tarde épica. La pelota por fin premiaba un modelo tildado de poco competitivo, pero al Celta todavía le faltaba un último y más doloroso sacrificio: la venta de Iago Aspas. Esto marcó un antes y un después en el club vigués porque su marcha significaba el fin de una etapa en la que el Celta no había sido dueño de sus propias decisiones.
Ver marchar a su futbolista más querido fue doloroso para toda la afición, pero el dinero que ingresaba el club le suponía por primera vez en mucho tiempo la independencia total y la garantía de poder disfrutar de su mejor generación juvenil de su historia. Es aquí cuando aparece la figura del valencianista Santi Mina, que fue de largo el mejor futbolista de juvenil en 2013 gracias a esa demostración que dejó en las semifinales en la Copa de Campeones. Mina era uno de los jóvenes talentos que ya había debutado con el primer equipo, lo hizo ante el Getafe y lo hizo sustituyendo a Iago Aspas, un cambio cargado de simbolismo.

Mejor jugador juvenil español en 2013

El delantero del exitoso juvenil del Celta se hinchó a golear durante esa temporada y llevó al Celta a a final de la Copa de Campeones juvenil con cuatro goles en la semifinal para llevar a la final al Celta, pero Paco Herrera no aguantó más y en el momento más bajo del equipo, el entrenador extremeño sacó del campo a Aspas, que lo era todo, para meter a un Mina que era un juvenil, para que lo entiendan es como si Fran Villalba sustituyera a Parejo en un partido de Liga. Porque Santi Mina, ni siquiera era mayor de edad. Era un niño de 17 años. 
Su aparición fue profética. Era un chico 'nacido' en un Celta derruido que veía cómo se marchaban las estrellas de los equipos superiores y que acaba de suplir al ídolo de la afición. Pero desde el club se le protegió porque seguía siendo un niño y había que cuidarlo. Santi Mina no estaba preparado todavía para ser el protagonista de ninguna historia por bonita que fuese. Su físico seguía creciendo y se le veía potente y ágil con tan sólo 18 años, eso quería decir que estaba listo para la élite. Le costó arrancar porque veía la Primera División insuperable, como ese acantilado a los pies de una playa: el balón le rebotaba, mal en la conducción y, no iba al choque. Eso provocó que Luis Enrique no contara con él y decepcionó a los más optimistas de Balaídos. Algo no casaba y lo único que fallaba era el momento, era demasiado joven y no había madurado.

Curiosamente, Santi Mina regresó al equipo de nuevo en una muy mala racha del Celta. Lo hizo de la mano del 'Toto' Berizzo que veía como su equipo trataba muy bien el balón, pero que no tenía gol, no marcaba. Berizzo tomó la decisión que marcó su primer año en Vigo: Orellana pasó a la mediapunta y Santi Mina lo hizo en la derecha. De esta manera, el técnico lograba juntar a Orellana con Nolito y Krohn-Dehli, y de paso ganaba con Mina tener un delantero más en la alineación. Ese movimiento fue un éxito porque se mojoraron todas las líneas, el equipo comenzó a ganar y Mina encontró su espacio para demostrar que había madurado y estaba hecho.

Su salto de calidad fue enorme y por fin había aprendido a dominar su imponente físico: su mente estaba conectada con sus piernas, y éstas eran muy veloces, potentes y ágiles. Lo demostró con los cuatro goles que le marcó al Rayo en Balaídos y que le pusieron en boca de todos, aquella demostración fue la prueba empírica de que Mina ya era jugador de Primera División. Una demostración para enmarcar que despertó el interés de equipos como el Sevilla y el Valencia, pero fue el club ché el que se llevó el gato al agua
Aquellos goles desataron el estado de euforia en Vigo. Ya se frotaban las manos con el 'chico de oro', ese niño del nuevo Celta ya había crecido y ahora había que empezar a disfrutar de todo ese fútbol que brotaba de sus piernas de manera natural. Sus características comenzaban a aparecer, esas que le llevarían a uno de los mejores equipos de Europa, y que eran la determinación de sus desmarques, de su poderosa zancada y la sutilidad en la definiciónEl Valencia se llevaba al mejor futbolistas juvenil de 2013 y dos años después es futbolista está preparado para hacer soñar a Mestalla. El club ché ha hecho una apuesta firme por él, desde el primer día está sumando porque marcó ante el Wiener SK a los siete minutos de salir y ha enamorado a Nuno en la estadía de Austria.

 

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