Peter Lim no aprende de su pasado, la suerte está echada
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El Valencia CF comunica a varios pesos pesados que escuchen ofertas
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Las señales que marcan el fin de un proyecto
Como dijo Julio César antes de cruzar el Rubicón, "Alea Jacta Est" (La suerte está echada). Peter Lim ha dado el último paso para dinamitar su proyecto y ha mandado a Anil Murthy para que ejecute una revolución que, de nuevo, nace mal en tiempo y forma. Una más. Recortar gastos y reducir coste de plantilla porque tu equipo, el que tu descabezaste en septiembre-noviembre, no ha entrado en Champions y hay una crisis en el fútbol generada por el COVID-19 es una cosa, hacerlo sin saber qué entrenador vas a tener, antes de acabar LaLiga (quedan unos días) y sin ningún criterio futbolístico (pesa el monetario) al frente de la nave es un riesgo de consecuencias insondables.
El Valencia CF ha comenzado a cambiar de arriba abajo el club con consecuencias imprevisibles a corto y medio plazo. La última vez que lo hizo Peter Lim fracasó. Fue en 2016 y tuvo que echar mano al año siguiente de Mateu Alemany y Marcelino para enderezar el rumbo. No da la sensación de haber aprendido de la experiencia y eso, derrota a sus aficionados, abate a los valencianistas y termina por convertir #LimGoHome en tendencia en redes.
Hay futbolistas señalados que están afectados por la decisión de colocarlos en el mercado, señal inequívoca de que no sólo no pasan del Valencia CF, sino que les importa y lo sienten como propio. Además, ¿con qué espíritu va a jugar el grupo ante el Espanyol y el Sevilla sabiendo ya la desbandada que viene? Lo dicho, mal en tiempo y forma. ¿Y qué mensaje le mandas al mercado? Tú mismo devalúas tu producto. Es icomprensible.
Comunicar la decisión de prescindir de ellos antes de que acabe LaLiga es de una torpeza supina. Es ir contra los propios intereses de la entidad y en ese punto del análisis es cuando Peter Lim, Anil Murthy y las decisiones de estos ya no se sostienen desde ningún punto de vista lógico: ¿Qué ganan cometiendo de nuevo los mismos errores del pasado? Es, como nos recordó Kim Lim, su club y hacen lo que quieren. Pero no es sólo su club. Es también el de otras muchas miles de personas que no aguantan más, a las que haber pasado el Rubicón les ha colmado su paciencia. Vencer no es convencer.
El riesgo de las decisiones tomadas dejan a Peter Lim un único as en la manga: acertar con el nuevo entrenador y que este salve un proyecto que nace mal en tiempo y forma y sin el control del futuro técnico. La búsqueda sigue pero no puede demorarse mucho más. La suerte está echada. Esperemos que sea para bien, aunque buena pinta no tiene.