El día que Lydia fascinó al Teatro Real
Lydia Valentín ha puesto de moda la halterofilia. Un deporte que cuenta con sólo 4.000 fichas en España. Lydia ha movido Roma con Santiago por difundir y expandir la imagen de un deporte, que ama, que quiere y disfruta desde niña.Luis Villarejo
Por eso, ha respondido a la llamada de proyectos vanguardistas, interesantes, como el día que posó para la Agencia EFE en el Teatro Real con el objetivo de ser plasmada en la exposición Héroes del Deportes, del CSD. Una imagen repleta de fuerza, que mezcla su poderío y feminidad con la calma y elegancia de las butacas rojas del Teatro.
Lydia pisó de visita el camerino donde se visten los grandes de la Ópera. Se ganó el corazón de los empleados del Teatro, de los ejecutivos, de los tramoyistas, de taquilleros, de vigilantes jurados y del resto de un personal que asistió con curiosidad a ver a la haltera en acción. Fue una jornada hermosa, inolvidable en un escenario que meses depués pudo comprobar como invitada especial viendo en directo La Traviata.
Cummple el Real este verano una doble efeméride: Por un lado el Bicentenario. Los 200 años de su fundación en 1818 y por otro los 20 años de su reapertura en 1997. Y con ese gesto simbólico de recibir a Lydia Valentín se abrió un poco más a la sociedad y mandó un mensaje de cercanía hacia el ciudadano.
La halterofilia se practica más de lo que se cree. El fútbol profesional, los grandes clubes y el resto de deportes asumen levantar pesas como parte del entrenamiento diario en el gimnasio. Forma parte incluso del famoso crossfit que inunda los recintos deportivos.
Matías Fernández es su entrenador. Leonés como Lydia es el mentor de la nueva medallista de bronce, que cumple además con un denominador común: ser pionera en su sector. Lo fue Severiano Ballesteros en su momento; y lo es ahora Carolina Marín en el bádminton o Javier Fernández en el patinaje sobre hielo. Inventores de segmentos, clandestinos hasta la fecha y que han pasado a ser deportes emergentes.
Matías, al concluir la competición de Lydia, respiraba emocionado. Necesita descansar, desconectar, irse de vacaciones y perderse un tiempo sin descolgar el móvil. Se lo merece. Lleva años sacrificando a su familia. Y es el momento de disfrutar.
Emilio Estarlik, el presidente de la Federación Española de Halterofilia, anda pletórico. Sabe que tiene ocasión de oro para captar adeptos, gente joven que se engancha a la halterofilia viendo a Lydia tirar del carro como gran referente.
Lydia se puede convertir en un nuevo icono del márketing. Es la imagen de la mujer más fuerte de España. Todas aquellas compañías que necesiten vender fortaleza tienen en Lydia un valor seguro. De momento, Bridgestone apostó por ella justo antes de los JJOO, fomentando el neumático fuerte y longevo.
'Somos halterofilia por una razón de peso'. Es el lema de una Federación que debe aprovechar el tirón de Lydia para seguir creciendo. Estarlik tiene claro que los deportistas prefieren levantar pesas antes que utilizar las máquinas. Y ese es su potencial: expandir y poner de relieve la imagen de un deporte que visto en directo, engancha de verdad.
Los Juegos de Río son muy diferentes a los de Londres 2012. En Río no hay atmósfera, ni música, ni tensión. En Londres las gradas llenas quedaban a oscuras, un plano cenital alumbraba al haltera que salía ante el público mientras sonaba la sintonía del programa 50 x 15 de que en España presentaba Carlos Sobera. A modo de inquietud en el ambiente, se daba a entender con emoción: ¿Levantará o no los 150 kilos?. La medalla de Lydia en Río no tuvo esa vibrante logística en unos Juegos más austeros, pero a todos los españoles les supo a gloria.
