El Portu, según el pálpito popular
Luego del reglamentario cumplimiento de la jornada 37 del grupo 4º de la Tercera División, el quinteto de cabeza está más apretado que los vagones del Metro, parada San Mamés, sentido Kabiezes, que los aficionados, a los que no les va la vida en el tiempo, han ocupado tras el final de uno de esos partidos en los que el juego de los muchachos de Ernesto Valverde ha sido capaz de retener a la parroquia hasta el final de la misa de la Catedral.
Cinco puestos. Cinco equipos. Pero tan solo cuatro sillas en las que sentarse a la espera del sorteo de los codiciados play off. Del quinteto de la vida, o de la muerte, cuatro actores han cumplido con el papel asignado por, como diría mi añorado vate jarrillero Marrodan, "el que en las alturas hilvana", llámese azar, suerte, acierto u obligación... Llama la atención la derrota, 2-1 frente al Deusto, del Alaves B, un filial que, tras su reciente paso por La Florida, me fue descrito como un ser todopoderoso a la mítica altura de Zeus. De las cuatro escuadras restantes, tres de ellas, por la mínima, vencedoras, tres puntos y a la espera, que no está la cosa para exhibiciones si exceptuamos al Vitoria, que se ha dado un pantagruélico festín, 6-2, a base de comerse con las manos, y chuparse los dedos, la ternura de unos cuerpos como los de Hansell y Gretel, dúo cuentista que representa a un Sodupe que ha ido por el curso de los meses pasándoselo bomba, jugando estilo Bielsa, 47 puntos, decimoprimera posición, ni tan mal, en el Hurtado de Saratxo se frotan las manos a la espera de la repetición de un relato tan feliz como el que su equipo de fútbol les ha regalado... Como uno no es ubicuo (todo se andará cuando uno ya no necesite caminar), solo he tenido ojos para presenciar el duelo al sol vespertino de La Florida. Al contrario de lo que sucedió en el choque ante el Alaves B, una afluencia de aficionados a la altura de un partido de play off, así me fue dicho a mi regreso de la Montaña Palentina, La Florida era un estadio triste en el que se podían escuchar los sonidos del silencio. Tocaba fiesta por aquello de que ganar lo era todo. Pero el jarrillero, fiel por naturaleza, le ha traicionado a su equipo con una de mus en el Victor de General Castaños o una siesta de esas tan plácidas como gratuitas. Los de Ibon Etxebarrieta salían con todo. Aunque lo presente no mejoraba las bajas de los dos laterales: Resines, en la derecha, por lesion de esas llamadas "de larga duración", y Artabe, en la banda izquierda, por acumulación de tarjetas. Al margen los ausentes, a uno, periodista en labores de cronista al que le obligan a opinar, a mojarse a sabiendas de que el agua en la pileta de 'Pando Aisia' estaba a rebosar, le llamaba poderosamente la atención, ya de inicio, que el flanco izquierdo de la zaga no lo ocupara Bengoetxea, fichado para estos menesteres, y que de defensa lateral derecho actuara Alberto Pérez, el medio centro más puro con el que cuenta Ibon Etxebarrieta. O, visto lo visto, con el que no cuenta, dado que, hallándose en plenitud, "en su sazón de madurez", como poetiza José Marti, su tremendo poderío estuviera recluido en esa suerte de convento de clausura que es la defensa de la derecha, régimen caduco, sabido es que Alberto nació, creció y sigue en activo para dinamizar el juego del equipo que lo recupero luego de haberlo 'castigado' en las galeras del Zalla y del Santurtzi, castigo que el muchacho no merecía, del mismo modo que el equipo no merece, ni necesita, ni precisa que se fustigue de manera tan cruel a la hora de que Aintzane haga públicas las alineaciones. Con la llegada de Mikel Cuberia para cubrir la ausencia de Resines, estaba cantado que la media punta era para el fornido y virtuoso ex del Santurtzi. Teniendo en cuenta que Etxebarrieta ha ya un tiempo que renunció a las veleidades de salir a escena con dos 'nueves' puros, como Bonilla y Platero, había hueco en la medular para dos mediocentros. Indiscutible Joshua Zapata como futbolista franquicia de la nao jarrillera, y con Infante y Abasolo habitando las bandas de la medular, uno se acercó al centro del campo para la foto de rigor y vio entre los once a Alberto Pérez Zamarreño. Tocaba de seguido romper filas y quedarse a la espera de ver cómo los elegidos se situaban en el centro del campo para conformar un sistema ya asentado: 1-4-4-1-1. Tras Cuberia, y junto a Zapata, ya por delante, a su altura o cubriéndole las espaldas, así que me arrastren por el badajo, estoy obligado, mi ética y mi honestidad así me lo demandan, a declarar que la traslación de Alberto Pérez desde la medular hasta el lateral derecho es un disloque de las leyes naturales solo a la poética altura de, Grabiel Aresti dixit, "arrancarle los ojos a una golondrina"... Y es que sin ojos, este Portugalete es un candidato de libro para reescenificar 'Ensayo sobre la ceguera', magistral novela de mi respetado y llorado José Saramago... Dijo alguien que si a un entrenador de fútbol se le paga, es, principalmente, para escoger a los once de salida. Ibon Etxebarrieta, a no ser que medie coaccion, cosa que uno desecha por extravagante, goza de la libertad de ubicar a Alberto Pérez en el puesto que considere oportuno. Y fue así como 'Poti' retrocedió hasta las profundidades del banderín de córner para ceder los galones de comandante en jefe a Beto, un chico de físico portentoso pero que, nadie es perfecto, tiene unos problemas muy serios a la hora de relacionarse con el esférico... Así como Bielsa utilizaba a Iturraspe para que, abiertos a las bandas los centrales, se retrasara con la misión de hacerse con el balón y darle una limpia y digna salida. Así como Valverde se sirve de San José para similares menesteres, Ibon Etxebarrieta, luego de testarle en muchas tardes de entrenamiento, ha depositado tamaña labor en las anchas espaldas de Beto. Estando Alberto en escena, la apuesta chirría. Y estando o no, la apuesta debería ser en favor de Joshua Zapata... En un partido de mucho pincel grueso y pocas florituras, el Zalla pudo adelantarse en el luminoso. Erraron los encartados. También falló Zapata en su disparo desde el punto fatídico, pero no a la segunda: cazo el rechazo del portero, y el cuero, a la cazuela. Abasolo concreto el segundo y lo celebró con esa rabia que acumulan los perseguidos, los acosados, los hostigados. En el 78', el partido, como dormido, Etxebarrieta, desde el banquillo, pudo ver de qué manera te castiga la suerte de tanto tentarla. Etxebarriazarraga, arquero local, podía haber hecho tantas cosas... menos una. Pero como donde manda entrenador no manda cancerbero, le dio un silbido a Beto para que se retrasara en busca de su 'pieza'. Que otra cosa que el balón. Como estaba el marcador, no venía a cuento, pero lo del suspense es un género que se instaló hace tiempo en La Florida. Beto recogió lo suyo. Y a pesar de que un zalluco se le opuso en su camino, se enredó tanto que alcanzó la ofuscación. Desde mi butaca en la tribuna iba relatando la escena como si lo que iba a suceder terminaria sucediendo... "Qué haces... No le busques... Huye del regate... La vas a perder... Te la va a robar"... Dicho y hecho. Estaba cantado. Demasiadas veces había ido el cántaro a la fuente. Y no se habla tan solo de este partido, sino desde que este chico fuera reclutado en el llamado mercado invernal. Su oponente se hizo con el esférico, y, de raso disparo, obligó a que en el casillero visitante se iluminara el número uno. La mar como un plato estaba. Calma chicha que se tornó en marejada. Zozobra en un estadio que asistía plácidamente a un partido sin apenas sobresaltos... El Zalla, engordando la leyenda esa que dice que "el equipo vizcaíno es lobo para el equipo vizcaíno", se tiró a deguello. O, al menos, se esmeró tanto en la empresa de 'joder' al vecino que dio la impresión de que no era el punto del empate ni los tres de la victoria lo que estaba en litigio, sino una de las cuatro plazas que otorgan el derecho de participar en el excitante juego del play-off. Los del valle de los lobos (de 'Otsaran', Zalla, era mi compañero en el Portu Edu Uriarte) quisieron morir matando, o vivir a base de dentelladas en el cuello que mancharan con sangre el dicho popular de los buenos jarrilleros: "Sábado / sabadete / camisa blanca... y a Portugalete"... Y para que todo resultara creíble, a punto del pitido final, ahí tenemos al portero del Zallla remontando el rectángulo de juego a fin de llegar presto y ocupar un lugar preferente entre todos sus compañeros que han inundado él área que defiende el Portu para ver si aciertan a la salida del córner y, de paso, le descabalgan a los de oro y hulla de los puestos nobles de la tabla... Llamó la atención la subida del portero. A "lo Palop". Muy comentado fue el hecho. Alguien mentó el vil metal. Sucio dinero. Pero siempre habrá un detergente a mano que lo limpie. Fueron rumores. Comentarios jocosos provocados por apariencias tan aparentes. Y en eso llegó el final. Más tarde, en los mentideros de la Villa, las amargas verdades fueron echadas por las bocas. La parroquia del Portu, la más entendida por reflexiva y realista, no las tenía todas consigo. Beasain y un autobús, a la espera. Ganar, ganar...y ganar. Ya que el equipo, a pesar de tantos vaivenes, de tanto empate sufrido, de tanta victoria gozada, de tan poca derrota pero la atmósfera viciada, dado que el equipo, se estaba diciendo, está donde está, vayamos a por el dulce, que no amarga. El problema habrá de llegar después. Si el Portu se cobra noble plaza en feudo vagonero, ¡ay, ama, válgame Dios!... Josu teme más que a un tornado que el bombo nos castigue con un Talavera que venga a La Florida con ganas de hacer trizas. Es lo que hay. La temporada del Portu está siendo así. No me la he inventado yo. Ni soy tan listo ni gozo de tanta imaginación. Voy de cara. Créanme.
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi'. Futbolista, periodista, montañero, pero sobre todo escritor: cuentos, relatos, cronicas, artículos radiofónicos, literatura de viajes.