Sandoval ve la luz
Con los lesionados, la presión de su cargo en juego y sobre todo con el Sporting a punto de claudicar, José Ramón Sandoval ‘se estruja ahora la cabeza’. La noticia de esta semana es que ha ensayado con un 4-4-2 sin Stefan partiendo desde la banda o sin Lekic en la mediapunta como contra el Eibar. Algo obvio, pero inédito tras 35 jornadas.
Hay quien dice que el de Humanes es un entrenador de ideas fijas. El primero yo mismo al principio de temporada, cuando el Sporting sabía a lo que jugaba: presión adelantada para forzar el error del rival, tres pases rápidos y ocasión de gol. Pero desde entonces, sobre todo tras las ausencias de Bustos, Sandoval no ha sabido reaccionar. Ha querido seguir de la misma manera cuando no tenía ese hombre de equilibrio en el centro del campo y sí dos delanteros que ‘gritaban’ a base de goles: “somos los jugadores más determinantes del equipo”. También lo afirmaban los entrenadores rivales: “El Sporting tiene mucha pegada con Scepovic y Lekic”. “Los serbios son un peligro”…
Pero nada, el técnico ha seguido a lo suyo. Dando vueltas y vueltas a las bandas, con el mayor mérito de haber rectificado con Sergio Álvarez. En esa línea, ahora con la soga al cuello, Sandoval parece dispuesto a rectificar otra vez y desenterrar el 4-4-2 a falta de siete partidos para el final, en un intento de evitar un fracaso mayúsculo con una de las plantillas más caras de la categoría.
Por eso los jugadores y dirigentes también tienen su parte de culpa. Los futbolistas por no haber ofrecido lo que se esperaba de ellos y el Consejo por haber permitido los vicios de esta temporada. Una serie de excesos como los de Sandoval, haciendo y deshaciendo a su antojo aspectos que traspasan su cometido como entrenador, o como los de la plantilla, forzando la cesión gratis de un compañero por una cuestión de ego o no sé qué (los capitanes no quisieron explicar los motivos). Quizá, una vez puestos, el Sporting también esté pagando el alquiler de la vivienda de López Garai en Córdoba.
Y tras estos sinsentidos y a pesar de la dinámica, aún espero un final de Liga ilusionante. Quedan siete partidos, siete jornadas para hacerse con una plaza en la promoción de ascenso y reenganchar a la afición. Lo más importante lo tenemos. Una buena plantilla que con sus defectos tiene potencial de sobra para regresar a Primera División. Ahora solo hace falta una victoria este sábado, empezar a ganar por inercia y recuperar el mejor ambiente en El Molinón. Así, #yoconfíoSporting. No queda otra.