El partido de vuelta
Hay mucha gente que dice y piensa que esta cuarentena y que esta epidemia traerá algo bueno. Ojalá, pero a mi me cuesta mucho creerlo. Como padre y marido no me hacía falta estar recluido en casa sin poder salir para pasar más tiempo con mi mujer y mi hijo, ya lo hacía antes de sobra. Tampoco creo que ni la sociedad ni mucho menos el sistema vayan a cambiar algo y que el mundo será mejor cuando todo esto acabe. Y si ocurre, no estaremos aquí para verlo. La Real Sociedad iba como un tiro y nosotros locos perdidos con la final de Copa. Y todo saltó por los aires.
Como veréis no soy la alegría de la huerta. Es más, me oigo e incluso me rechazo a mí mismo ante la serie de desgracias personales que se están viviendo y que muchos de vosotros estaréis sufriendo en primera persona. Afortunadamente en mi entorno más cercano no ha habido sobresaltos, lo cual me hace sentirme verdaderamente un privilegiado. La naturaleza nos ha planteado un partido con reglas desconocidas, que van cambiando cada instante, sin árbitro que imparta justicia. Un partido en el que el rival es desconocido, ante el que nunca habíamos jugado y que nos ataca por todos los flancos posibles, sobre todo por nuestro punto más débil: los nuestros.
Me da la sensación que la naturaleza ha querido darse un respiro, seguramente necesario, para tomar aire a consta de los seres más estúpidos y nocivos de la creación, nosotros. No creo que haya sido casualidad, es como si en vísperas de un encuentro te dan la oportunidad de quitar de la convocatoria rival a cualquiera de sus jugadores, evidentemente quitaríamos a su mejor jugador, a quien más daño te puedo hacer. Pues eso.
Como decía antes, no creo que vayamos a sacar (casi) nada de bueno de todo esto y muchísimo menos con la gente que se ha quedado y se está quedando atrás, con esas personas que ya no estarán aquí con nosotros cuando podamos volver a salir a pasear, cuando miremos atrás y veamos sus fotos como un espejismo de falsa y maldita realidad. Pasará y, a pesar de haber perdido el partido por goleada, seguiremos yendo a entrenar para ser mejores y seguir jugando otros partidos, seguramente más fáciles y ganables.
Y entonces, la antes tan odiada y ahora tan ansiada rutina diaria nos envolverá de nuevo, y las calles se llenarán de nuevo de gente, de coches, y el aire se volverá de nuevo más gris y pesado. Se retomarán el resto de actividades y volverá el fútbol. Ahora no sabemos, ni me interesa lo más mínimo la verdad, cuándo ni cómo, pero el fútbol entrará de nuevo en nuestras vidas y llegará ese primer día en que juegue la Real. Será un amistoso, será un partido de liga, será la final de Copa. Será lo que tenga que ser, pero a muchos os faltará alguien con quien vivirlo. Llegará ese momento en que quieras compartir ese gol en el último minuto, ese abrazo de alegría, esas lágrimas de orgullo y rabia al ver la Copa con las cintas azules y blancas atadas en sus asas, levantada por unos brazos con una ikurriña ceñida.
Vivir esas ausencias, compartirlas con ellas estén donde estén, será el partido más importante por afrontar, el partido más duro de asumir, el partido más cruel que vencer. Ese partido que vendrá será el partido de vuelta. Porque, aunque nos llevamos un muy mal resultado de ida, seguro estoy de que habrá remontada en la vuelta, y todos aquellos que hoy lloráis alguna pérdida encontraréis vuestro momento de felicidad, consuelo y recuerdo reflejado en algún grito de gol, en algún abrazo, en algún rostro. Ánimo y fuerza, nos vemos en el partido de vuelta. Va por vosotros, va por ellos.
Este partido hay que ganarlo por goleada, por los q no están , los que nunca volverán físicamente, pero siempre estarán en nuestro recuerdo