Mehmet en las estampitas

Por Julio Jiménez Heras
Director de QUÉ! Sevilla

Con ese nombre, o eres un crack o te has pasado de pretencioso. Llamarse Mehmet en Turquía no es una cosa cualquiera. Mehmet el Conquistador –el segundo de los Mehmet- fue el encargado de darle el pase de la firma al Imperio bizantino después de un milenio de existencia. Así, de un plumazo, como si cualquier cosa. Donde hocicaron todos los conquistadores para llevarse por delante Constantinopla llegó don Mehmet y en tres años ventiló el asunto. Y porque un siglo después Jeromín les paró los pies en Lepanto, que si no andábamos todos por aquí con el turbante puesto y mirando para la Meca. Por culpa de Mehmet. Sin cofradías, sin romerías y sin estampitas para besar, a ver si marcan ellas los goles que no marca el trabajo bien hecho.

Pues éste es un crack. A Marco Aurelio se le alegraron las pajarillas en el Bósforo y renunció a lo que hiciera falta para casarse con una turca. Entre otras cosas se dejó el nombre en el camino para adoptar el del belicoso Mehmet. No era plan dejar de ser un emperador de Roma para convertirse en cualquier cosa.Y el tío cumple, vaya si cumple. Hacía tiempo que no aterrizaba por Heliópolis un centrocampista de cierre con tanto empaque, tan eficaz y tan generoso en el esfuerzo. Capaz de cortar el ataque rival y en dos zancadas patear desde el borde del área con una precisión enorme. Que se lo pregunten a Osasuna. Que se lo pregunten al Numancia. Nadie lo trajo para marcar goles, su rol es otro, pero el muchacho es el máximo goleador del equipo y el Racing se pensará mucho dejarle un hueco a treinta metros de la meta.

Mehmet es un jugador de clase A, los detalles lo avalan. Los piropos de Chaparro se quedan cortos ante la insistencia de los hechos. Marca y se va a buscar la esquina de béticos en los Pajaritos, aterida representación del Mucho Betis que hay en Soria. Riñe en el juego cuando hay que reñir. Y cuando mete la pata, como le ocurrió en la jugada del 2-3, lo reconoce asumiendo la culpa como absolutamente ‘mea’. El pasaporte completo del muchacho también tiene su aquél. Marco Aurelio Brito dos Prazeres. De los placeres –futbolísticos, eso sí- que está provocando el brasileño de nombre Mehmet en el beticismo. Y es que los buenos jugadores pueden más que cualquier beso simoníaco en las estampitas.