Incondicionales

Por Saray Acosta

Tenemos fama las mujeres de ansiar cada día un detalle, un piropo o alguna otra palabra agradecida que ensalce nuestras virtudes. Y siguiendo esta premisa  -no del todo desacertada- deben estar  que no caben en el pellejo las futbolistas consortes del Decano. Precioso lo del besito en la alianza o lo del suave balanceo de los brazos sobre la barriga al marcar un gol, pero la afición es como otra gran mujer que no le hace asco a ningún gesto de aprecio. 
Cuando el Real Madrid consiguió darle la vuelta al partido ante el Sevilla hace un par de jornadas, al terminar, todo el que quiso pudo ver a los galácticos de Pellegrini abrazados en el centro del campo, con la frente bien alta y saludando a la afición. También un jugador gaditano, hace dos semanas, se echó literalmente en brazos de la grada para festejar el tanto del triunfo frente al Albacete en el último minuto. Sin embargo, parece que los seguidores del Recre, para algunos invisibles, no se merecen compartir la gloria del gol o de la victoria como algo propio. 
Mis ojos han podido ver cómo familias humildes se privan de más de un caprichito para juntar unos ahorrillos que les permitan acompañar a su Decano fuera de Huelva, en tiempos de vacas gordas y de vacas flacas y, después de un palizón de kilómetros, ve pasar junto al estadio el autobús de un equipo de maniquíes con MP3 que no mueve ni un dedo para saludar. Si los resultados acompañaran, nos podríamos dar con un canto en los dientes, pero de eso es mejor ni hablar. Muchos no se quieren enterar que lo más preciado del club son los socios, los que no esperan otra cosa que ver a sus futbolistas sudar la camiseta, y eso parece olvidarse. 
Por eso, a través de estas líneas, quiero reivindicar el esfuerzo de los seguidores del club más antiguo de España, el de aquéllos que siempre han estado junto al equipo. Al fin y al cabo, los jugadores como a las palabras, se los lleva el viento, mientras que estos sufridos peregrinos son incondicionales. Que ningún Colunga, Beto, Nayar o Sinama vuelva a pasar esto por alto.