2018, punto de inflexión
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El calendario 2018 ya está en marcha y el Athletic Club ha arrancado con buen pie el año. La victoria ante el Alavés no quedará en los libros de historia por su brillantez, pero supone otro impulso anímico para un equipo que hace un mes parecía desnortado.
Son siete partidos sin perder en Liga y la zona europea se divisa en el horizonte a sólo cuatro puntos. ¿Quién mira ahora los puestos de descenso? Desde luego, el panorama es bien diferente al que se planteaba tras la debacle copera frente al Formentera a finales de noviembre. Entre los aspectos positivos a destacar, cabe subrayar, la sensación de mayor solidez que transmite el equipo. El conjunto de Ziganda parece haber encontrado la fórmula de hacerse fuerte en defensa. No en vano, los últimos encuentros ante Real Sociedad, Betis y Alavés la portería se ha quedado a 0. Y de ello, buena parte de culpa la tiene el portero Iago Herrerín, a un nivel excepcional en medio de la tormenta mediática por el caso Kepa Arrizabalaga.
En la sala de máquinas, la figura de Ander Iturraspe vuelve a ser determinante, y eso siempre incide de manera positiva en el juego de los rojiblancos. Sigue habiendo carencias y aún falta fluidez en muchos momentos de los partidos, pero al menos, los brotes verdes, por pequeños que sean, invitan al optimismo para los meses determinantes de la temporada. Además, no se debe olvidar la recuperación de Beñat, que necesita tiempo para ir encontrando poco a poco el ritmo de competición. La lesión en el pubis ha sido un lastre demasiado grande para el playmaker de Igorre y, sin duda, su falta de luz ha sido clave en el apagón general que ha sufrido el Athletic los meses de septiembre, octubre y noviembre. Arriba, en la delantera, la situación me genera más dudas. No lo digo, evidentemente, por Aritz Aduriz que es un caso digno de estudio. Va camino de los 37 años y sigue a mejor nivel que cuando tenía 25. Me preocupa más la sequía goleadora de los que debieran ser sus relevos generacionales. Iñaki Williams lo tiene todo: velocidad, colocación, fuerza… pero le falta gol. Y eso no es poco. Es precisamente lo que se le debe pedir a un delantero que quiera aspirar a ser el 9 del Athletic. Tiene tiempo y hambre para desarrollarlo, pero a día de hoy las estadísticas no mienten.
Sabin Merino no confirma las expectativas generadas en su primera temporada de león y los cedidos, como Villalibre, no apuntan tan alto como el delantero donostiarra. En todo caso, mientras Aritz tenga cuerda, la hinchada zurigorri puede estar tranquila en ese sentido. Sin olvidarnos de la grave lesión de Iker Muniain cuando estaba en su mejor momento, ¡qué mala suerte la del pequeño Bart Simpson!
Aún así, de todos los aspectos positivos mencionados en los párrafos anteriores, ninguno alcanza el nivel del regreso de Yeray. El ´5´está de vuelta y, a veces, conviene dejar a un lado los asuntos puramente deportivos para darnos cuenta de lo realmente importante en la vida. No sólo se recupera a un defensa, sino que supone mucho más para un entorno necesitado de buenas noticias. Y más ahora, en un momento en el que el futuro de Kepa Arrizabalaga amenaza con convertirse en culebrón y dañar así el vestuario. No sé cómo terminará este asunto, pero la gestión de la trama está siendo francamente mejorable desde muchos puntos de vista. Se quede o se marche, seguirá siendo un porterazo. Una joya que se ha pulido en Lezama desde los 9 años y que tiene en vilo al club y a la afición. Dicho esto, los claros se han abierto para un Athletic que tiene en la Europa League otro desafío espectacular a partir de febrero. El 2018 no ha hecho más que comenzar y los últimos resultados nos obligan a ser optimistas. ¡Qué así sea!
Por Jon Hernández, periodista deportivo de Talk Sport en Londres.
Gran artículo! Muy bueno este periodista afincado en Londres!