De Presidencias marrones a un marrón para el (nuevo) Presidente

Aunque sin fecha determinada ya hace tiempo que se respira un ambiente pre-electoral en nuestro Athletic Club, sustentado, por una parte, en los inusitados deseos de cambio por parte de algún sector.

Ansiosos de "meter el morro", y quién sabe si algo más, en Ibaigane, con lo que eso supone de influencias, notoriedad y quizás, quizás hasta de dinamitación de la filosofía, si realmente, cuentan, como dicen los mentideros, con el apoyo de algún grupo de comunicación de ámbito local y nacional y, por tanto, no impregnado de la esencia e idiosincrasia de este club.

Por la otra parte, la tradicional forma de actuar de la presente Directiva de "comunicar, cuando haya algo que comunicar", no despeja la incógnita de la fecha, alimenta el ambiente y acrecienta la impaciencia de los primeros.

En la pasada Asamblea General de Compromisarios un asistente relataba cómo su aita le decía que ser Presidente del Athletic era más importante que ser Lehendakari. Llegado este punto, muchos socios reflexionan para sí mismos y se preguntan: "¿sería yo Presidente del Athletic?".

Yo creo que casi todos nos respondemos: "ni loco, vaya marrón". Y es que en los últimos tiempos y más aún en los futuros, ser Presidente del club se ha convertido en un auténtico marrón.

De ser una notoriedad social se ha pasado a ser el muñeco (dicho con todo el respeto) de feria al que le llueven pelotazos por todas partes, nunca mejor dicho. Ya puedes tener la mejor voluntad, la mayor honestidad, incluso, la mayor lista de logros, que a las primera de cambio, un sector canalizará sus desahogos contra tí... hasta que llegue el siguiente y se emprenda con él.

Es lo que impera en muchos ámbitos de esta sociedad de rápidos cambios, Y hace falta tener cierta dosis de masoquismo para aguantar, hacer oídos sordos y taponar los de tu familia. Y claro eso no lo consigue cualquiera sin que te afecte, al menos interiormente.

Por eso, la Presidencia del Athletic Club, pese a sus atractivos, se ha convertido en un marrón.

Todo transcurre vertiginosamente, en la doble acepción de rapidez y vértigo. Rapidez en el acontecer de los hechos, la transmisión en las redes de noticias, ciertas o inventadas, que elevan a la enésima potencia el sentimiento ambiental trasladándose, de euforia a desencanto, en un segundo.

Y vértigo deportivo, ya que, en algún momento, flirteamos con el descenso. El pasado año, rememorando el “bienio negro” anterior, fuimos los menos malos de los malos y claro ¿quién desea ser Presidente si sucediera el hecho que no me atrevo ni a nombrar?

Por eso, al conectar el disco duro de los últimos casi 8 años, doy más valor a lo conseguido. Todos los años, menos el pasado, hemos paseado nuestra filosofía por Europa.

En ese período se ha conseguido un título después de más de 33 años, y se ha llegado a 3 finales de Copa, una de ellas europea. Poco se acuerdan de las peticiones de entradas para esas finales los que, ahora ni siquiera llenan ni animan San Mamés (de eso hablaremos otro día).

Se han eliminado los "errores" contables que nos abocaron a recibir repetidas salvedades por parte de las auditorias. Los privilegios de favoritismo en acceso al campo han sido suprimidos, en defensa de los que sí pagamos cuotas o entradas.

La modernización y remodelación de Lezama es un hecho palpable. Se ha saneado económicamente el club, que arrojaba pérdidas al fin de la legislatura anterior.

Ese saneamiento, como quedó explicado en la Asamblea es ajeno al cobro de las cláusulas de los jugadores que optaron, con mejor o peor estilo, por grandes proyectos deportivos y grandes fichas que nosotros ni queremos ni podemos pagar.

Se ha puesto en valor la negativa a negociar la cláusula de unos jugadores que ya habían decidido irse, sin que apelar al sentimiento, único argumento al que podemos acogernos en esas situaciones, sea argumento suficiente.

Mi disco duro tiene un apartado que me recuerda que en épocas no muy lejanas una Directiva marrón vendió a Aduriz, no por la cláusula, sino para cuadrar cuentas y ni si quiera se cobró íntegramente el traspaso. Y eso que en la Directiva había abogados... Y las anteriores Directivas, de parecido color marrón.

También mi disco duro me ofrece archivos negativos. La poco afortunada negociación en el problema del bloque 109 y grada de animación de muy, muy difícil solución salomónica y sobre el que no va a servir el "quitate tú para ponerme yo".

Otras consideraciones negativas son más de índole personal, y derivadas del carácter del Presidente y de su máxima fidelidad al programa electoral, con sus ventajas e inconvenientes. Pero bueno que ya le conocíamos cuando lo eligimos.

Estricta y restringida comunicación… incluso para anunciar los logros. Y es que es como los baserritarras, "haser mucho, desir poco". Su relación con la prensa, o más bien con el sector de la prensa que yo llamo escopeteros (hay algunos que cuanto más lejos mejor), falta de empatía, de simpatía, etc... Pero, a mí, dame personajes serios, eficaces y líbrame de vende-humos.

Por todo eso, mi disco duro me arroja un balance tremendamente positivo y, sobre todo, muy difícil de igualar y no digamos superar, sobre todo en los tiempos que corren, deportivos, económicos y especialmente sociales, donde todo cobra una magnitud inconmensurable.

Por eso digo, "¿ser Presidente,? ¡Vaya marrón!".

Por José Antonio Velilla, socio del Athletic Club y tertuliano de Radio Popular-Herri Irratia